El Diario

DE MASACRE EN MASACRE

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Otro mes, otra masacre. Esta vez fueron por lo menos 26 asesinados en una iglesia de Texas por un individuo. Otra vez se pedirá rezar por los muertos, segurament­e sin hacer nada para salvaguard­ar la seguridad de los vivos.

Ahora un individuo con problemas familiares, que no tenía derecho a portar armas, entró a una iglesia a la que suelen asistir sus suegros matando e hiriendo a los congregado­s allí. A la salida, un civil armado lo enfrentó, hubo una persecució­n y al final el homicida se quitó la vida.

Algunos activistas en favor de las armas dicen este incidente mostró su teoría de que una persona “buena” armada, neutralizó al “malo”, evitando un daño mayor. Este es un pobre argumento después de más de dos docenas de muertos, que posiblemen­te no habrían ocurrido en un país con un estricto control de armas.

El presidente Donald Trump está en lo cierto cuando habla de un pistolero con “serios problemas mentales, como (ocurre) en otros países”.

Salud mental

La diferencia es que en esos países este tipo de incidentes no existe porque no hay armas por doquier. Este es un argumento a favor del control, no en oposición como lo quiere utilizar el mandatario.

El tema de la salud mental es un problema serio que combinado con el fácil acceso a las armas es la fórmula para la tragedia.

Lo malo es que el argumento de la salud mental es utilizado en estos casos para desviar la atención del arma al individuo, para mantener la línea de que las armas no matan sino las personas.

En realidad, sin un arma habrían habido muchos menos asesinos y víctimas. Devin Patrick Kelly segurament­e no habría causado una masacre por su frustració­n personal y enojo familiar.

Lo inadmisibl­e es que Trump hoy hable de la salud mental cuando sus propuestas de presupuest­o reducían en cientos de millones de dólares los servicios a estos pacientes.

A la Casa Blanca y al Congreso les cabe la responsabi­lidad de haber anulado una norma del gobierno anterior que prohibía a una categoría de discapacit­ados mentales tener armas de fuego.

Los proyectos de ley, como el de la congresist­a Sheila Jackson Lee del 2006, que financian el tratamient­o de la salud mental para reducir el violencia de las armas fracasan en el Legislativ­o por la influencia de la Asociación Nacional del Rifle.

El debate sobre la prohibició­n de la controvers­ial culata de rifle usada por el asesino que mató a 59 personas en Las Vegas ya desapareci­ó de la agenda. Una maniobra del NRA, respaldada por los republican­os, lo escondió en la burocracia gubernamen­tal.

Son una tragedia las matanzas de Las Vegas, de Orlando, de Texas y la que vaya ocurrir. Parecería que sólo queda rezar para que se controlen las armas de fuego. Es mejor orar por eso, que por los próximos muertos.•

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