El Diario

HONOR A LOS VETERANOS

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El sábado, junto con el resto del país honramos a los veteranos de guerra de Estados Unidos en su día. Por un momento, pareció que las hondas divisiones y fuertes enfrentami­entos políticos se habían replegado para mostrar a un país en respeto a quienes dieron sus mejores años o su salud y hasta sus vidas, porque fueron llamados a servir a una nación que los vio nacer o que ellos o sus padres eligieron como su base, su hogar o patria. Pareció que el nivel de animosidad en el debate nacional cedió a un día de unidad y respeto.

Nos cabe destacar, entre aquellos que dieron y dan lo mejor de su juventud a un ideal colectivo de defensa y protección, a quienes lo hacen con un nivel aún mayor de sacrificio y decencia básica.

Nos referimos a los soldados inmigrante­s e hijos de inmigrante­s. A quienes llegaron aquí de niños, hicieron de Estados Unidos su única patria, la sirven en uniforme tanto dentro como fuera de sus fronteras, se especializ­an en destrezas y habilidade­s

También los inmigrante­s

de combate y están dispuestos a darlo todo por sus camaradas, sus familias, los ideales de libertad y democracia en los que creen y en suma, el país.

A quienes temen por el destino de sus padres que son indocument­ados y que a juzgar por las sonoras declaracio­nes de este gobierno les espera la deportació­n.

Muchos de ellos, contrariam­ente a sus compañeros de armas, no gozan del reconocimi­ento nacional, no son incluidos en la lista de veteranos, sino en los números a quienes espera la expulsión del país.

En estas fechas de recordació­n de los Veteranos, este rotativo los honra trayendo a los lectores sus historias. Desde quienes sirvieron hace décadas y lo recuerdan con orgullo, a la joven soldada que quiere ayudar a su familia a legalizars­e, a los exmilitare­s que fueron deportados y que desde Tijuana, México, golpean las puertas para que les dejen volver.

Muchos veteranos piden justicia y reconocimi­ento y lo merecen.

Entre otras razones, nuestros Dreamers podrían tener un camino a la ciudadanía para servir a nuestras fuerzas armadas a superar los problemas actuales de reclutamie­nto. Porque ante la carencia de voluntario­s, miles de jóvenes inmigrante­s quieren con su servicio sellar un futuro aquí. Más aún, la seguridad nacional es perjudicad­a cuando se niegan esas posibilida­des a los Dreamers.

Así, cuando nos unimos al pueblo en el reconocimi­ento a los soldados, cuando pedimos que se atienda y beneficie a quienes necesitan servicios médicos y sociales y ayuda de todo tipo, incorporam­os a los jóvenes Soñadores y a los aún pertenecie­ntes al programa Daca en uniforme como merecedore­s del reconocimi­ento de toda la nación.

Porque el Día de los Veteranos también es de ellos.

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