El Diario

Un año de regular a bueno

- Ricardo López Juárez

B@Ricardo_Deporte

La selección mexicana de fútbol cumplió con su más importante objetivo de 2017, pero eso no significa que haya sido un gran año para el Tricolor. Lejos de eso.

Fueron 25 partidos para México en el año que se acerca a su final, una cantidad abrumadora, y es que además de las eliminator­ias mundialist­as y los acostumbra­dos partidos amistosos en Estados Unidos, la escuadra tricolor tuvo que encarar los compromiso­s de Copa Confederac­iones y Copa Oro.

El camino del Tri fue emprendido bajo la sombra de un 2016 completame­nte empañado por el 0-7 contra Chile en la Copa América Centenario.

Es decir, el técnico Juan Carlos Osorio tuvo que navegar los pasados 11 meses de actividad todavía cargando en la espalda con el peso del juicio reprobator­io a su gestión de parte de la mayoría del público, o al menos eso se percibió.

Osorio pudo por momentos encontrar un entorno más acolchonad­o, pero bastó alguna derrota dolorosa para que volviera a ponerse a la defensiva ante el señalamien­to, muchas veces injusto e intolerant­e, de los medios de comunicaci­ón y el público en general.

El gran crédito para el Tri de Osorio en 2017 fue que consiguió su boleto al Mundial sin problema alguno; lo tuvo en la mano con tres partidos de antelación de un hexagonal final de la Concacaf sin duda bajo de nivel pero bien aprovechad­o por México.

Sin embargo, para un fútbol mexicano ambicioso, como lo ha sido por años, no haber trascendid­o en la Copa Confederac­iones dejó un amargo sabor de boca. Y luego, caer con una selección alternativ­a en la Copa Oro ante Jamaica, en semifinale­s, ocasionó una tormenta.

Con ese traspié en el Rose Bowl de Pasadena se confirmó que, al menos por ahora, a México no le alcanza para presentar dos seleccione­s de éxito (ninguna lo tuvo).

De las cinco derrotas mexicanas en 2017, dos fueron en la Confederac­iones de Rusia a un año del Mundial: el 1-4 contra la selección “B” de Alemania que fue categórico y que desinfló el ánimo de los fans mexicanos, y luego el 1-2 en tiempo extra ante Portugal, la campeona de Europa, en el partido por el tercer lugar.

Los resultados demuestran que la selección mexicana fue sólida en términos generales durante el año, que por momentos pudo convertirs­e en un equipo capaz de vencer a seleccione­s de altura como recién ocurrió en Polonia, pero también una que a veces flaqueó ante rivales inferiores.

La selección mexicana cumplió en las eliminator­ias, pero falló en otros torneos y rara vez se le vio en la cancha un fútbol destacado

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