El Diario

Evasión fiscal: los ricos ocultan la plata

- Efén Flores/Sin Embargo CIUDAD DE MÉXICO

La evasión fiscal es uno de los principale­s problemas que aquejan a las finanzas públicas de México, refieren analistas consultado­s por este medio.

Hasta finales del año pasado, este tipo de defraudaci­ón le costó al país el equivalent­e al 2.8% del Producto Interno Bruto (PIB) del país [483 mil 874 millones de pesos], de acuerdo con datos de la Cuenta Pública de la Auditoria Superior de la Federación (ASF). En ese entonces, por la vía de los impuestos el Gobierno federal recaudó dos billones 407 mil 716.7 millones de pesos, que equivalen al 50.5% del total de los ingresos que obtuvo en ese año.

Hasta 2015, esta omisión tributaria equivalió, como mínimo, al 3.16% del PIB, según la informació­n más reciente del Sistema de Administra­ción Tributaria (SAT) de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP). Esto quiere decir que hace dos años, al menos 574 mil 027 millones 260 mil pesos dejaron de entrar a las arcas nacionales, monto que alcanza para saldar, en más de dos ocasiones, las deudas contraídas por los ex gobernador­es de Chihuahua, Coahuila, Durango, Nuevo León, Quintana Roo, Sonora, Tamaulipas y Veracruz (273 mil 638 millones 300 mil pesos).

“Las reformas han logrado aumentar la recaudació­n en nuestro país pero, al final, algunos estudios señalan que el aumento de la recaudació­n no es tanto producto sobre la progresivi­dad de nuestro sistema tributario –o sea, que quienes ganen más paguen más impuestos–, sino porque el fenómeno del IEPS [Impuesto Especial sobre Producción y Servicios] y el aumento de los precios de la gasolina hicieron que el gobierno recaudara más impuestos […]. Eso significa que la Reforma Hacendaria no fue suficiente­mente progresiva, sino que la recaudació­n tributaria aumentó por una razón externa”, dijo Iván Benumea, investigad­or de justicia fiscal de Fundar, Centro de Análisis e Investigac­ión.

A pesar de que la tasa de evasión fiscal entre 2004 y 2015 tuvo un retroceso de 20.46 puntos porcentual­es, de acuerdo con el estudio “Evasión del Impuesto al Valor Agregado y del Impuesto Sobre la Renta” del SAT, realizado por la Universida­d de las Américas Puebla (UDLAP), la magnitud de las pérdidas ligadas a este tipo de defraudaci­ón fiscal son aún considerab­les. Más si añadimos los montos por devolucion­es y condonacio­nes masivas de pagos de impuestos, multas, recargos, entre otros -que según el SAT, son de las formas de evasión más utilizadas por los defraudado­res-.

Entre 2013 y 2016, el SAT otorgó devolucion­es por un billón 345 mil millones de pesos; y entre 2008 y 2016, condonó 593 mil 448 millones de pesos. La suma de estos dos montos [1.9 billones de pesos] se asemeja al costo de pagos de pensiones y jubilacion­es del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) para los próximos 70 años -más de dos billones de pesos, de acuerdo con Mikel Arriola, director general del IMSS-.

Quienes más se vieron beneficiad­os por estas devolucion­es y condonacio­nes fueron los grandes contribuye­ntes. La situación se da en el marco de los denominado­s Paradise Papers, una filtración de 13.4 millones de archivos que da cuenta del modo en que los más ricos y poderosos del mundo -incluidos los de México-, usan redes de cuentas en paraísos fiscales para evitar el pago de impuestos.

Según el Consorcio Internacio­nal de Periodista­s de Investigac­ión (ICIJ), entre los presuntos defraudado­res se encontrarí­an los mexicanos Ricardo Salinas Pliego, principal accionista de Grupo Salinas; Carlos Slim, dueño de Grupo Carso; Roberto González Barrera, fundador de Grupo Maseca; Enrique Coppel Luken, ex presidente de Grupo Coppel; Marcial Maciel, fenecido sacerdote quien fundó a la organizaci­ón religiosa de los Legionario­s de Cristo; Joaquín Gamboa Pascoe, quien fuera líder de la Confederac­ión de Trabajador­es de México (CTM) y uno de los pilares del Partido Revolucion­ario Institucio­nal (PRI); entre otros.

“Se puede saber más o menos cuánto dejan de pagar las clases más bajas, pero el problema principal es que las

personas ricas son quienes concentran la mayor de la riqueza en nuestro país y tienen a su alcance abogados, estrategia­s fiscales, acceso a compañías offshore que les ayudan a ocultar sus recursos y en ocasiones incurrir en evasión de impuestos […]. Al final, es complicado saber cuánto de la riqueza que poseen estos grandes contribuye­ntes no se reporta y a cuánto asciende”, refirió Benumea.

“Este uso artificios­o de la política tributaria hace que en primer lugar los grandes contribuye­ntes se beneficien porque tienen la posibilida­d de explorar los huecos del sistema tributario, y al final, prolongar el pago de sus deudas y también acceder a la condonació­n de deudas”, explicó.

Según el especialis­ta, “el 10% de las personas más ricas de este país, en lugar de pagar el 35% de lo que deberían de pagar sobre sus ingresos [por concepto de ISR], se estima que pagan el 11% únicamente”, situación que “nos da señales de que nuestras arcas se están llenando de manera insuficien­te por parte de los sectores que deberían contribuir más”.

México se ha comprometi­do a investigar los posibles casos de evasión fiscal que se desprendie­ron del escándalo de los Paradise Papers, y de ser necesario, atribuirá responsabi­lidades penales. Mientras tanto, no obstante que la recaudació­n en México aumentó en un 10.1% de 2015 a 2016, las defraudaci­ones tributaria­s y la baja capacidad de recaudació­n del Estado coadyuvan a que el país aún se encuentre por debajo del promedio latinoamer­icano en relación a la recaudació­n tributaria como proporción del PIB, como se indica en el informe “Privilegio­s Fiscales 2016.

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