La explosión pirotécnica de Tultepec llega al cine
Los toros de Tultepec, ciudad localizada en el estado de México, podrían considerase dragones en un cuerpo vacuno: una vez que la multitud enciende su mecha todo su cuerpo escupe fuego, y todos a su alrededor se regocijan en un caos de chispas, luces y pavor frente a las —muy posibles— quemaduras.
Los castillos de Tultepec, por su parte, parecen más molinos furiosos que castillos: gigantescas estructuras de madera coronadas con fuegos artificales que giran con indiferencia en lo alto de un cielo pardo.
Estos dos acontecimientos —la quema de castillos y de toros— son los mayores atractivos de la Feria Nacional de la Pirotecnia de Tultepec, que desde 1989 moviliza a miles de mexicanos y extranjeros deseosos de rendir homenaje a San Juan de Dios, patrón de los artilleros, y en cuyo nombre esta pequeña ciudad de unos 100,000 habitantes se sumerge durante 10 días en una espectacular fiesta de luces que parece no tener fin.
Una fiesta que, como retrata fielmente el documental ‘Pólvora y gloria’—ópera prima de Viktor Jakovleski— comparte un fuerte cariz de ritual social, de catarsis colectiva, de rito de agradecimiento a manos de una comunidad por cuyas venas “corre la pólvora”, como se menciona en varias ocasiones a lo largo del filme, cuyo mayor logro reside en una exquisita fotografía a cámara lenta repleta de matices y juegos visuales.
“En ‘Pólvora y gloria’ nos embarcamos en un viaje para capturar el mundo de Tultepec, sus prodigiosos pirotécnicos, sus fuegos artificiales y las fiestas que celebran en su honor. Nuestro objetivo era crear un viaje experimental de montaña rusa a través de explosiones, fuego y humo”, explica Viktor Jakovleski.
¿El resultado? Una obra onírica de poco más de 60 minutos, arropada por una emotiva banda sonora, que celebra lo irracional de las creencias, la belleza de las tradiciones y la magia del fuego, y que se estrena esta semana en Nueva York, en la sala Quad Cinema, ubicada en el 34 W 13th St, de Manhattan.