El Diario

“En las noches el Subway es una pesadilla peor”

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Son las 11:58 de la noche. José Rodríguez lleva 15 minutos esperando el tren en la estación Flushing Avenue de la línea G. Va para su casa en Corona, Queens, después de haber trabajado 14 horas en la cocina de un salón de eventos judíos en Brooklyn. El cansancio se nota en sus ojos, y la frustració­n y la ansiedad en la manera como mueve su cabeza de lado a lado en señal de reproche. Las pantallas con los anuncios sobre la llegada de los trenes no funcionan. Tampoco hay nadie en la estación que brinde informació­n. Se ha parado más de 10 veces de una vieja banca de madera, que es su única cómplice en la espera, para asomarse al borde de la plataforma a ver si algún tren de divisa a lo lejos. “No viene nada. Así pasa todas las noches”, se queja el guatemalte­co de 23 años. “En el día uno tiene que aguantarse las demoras, pero en las noches el Subway es una pesadilla peor. Más cuando uno ya está rendido de trabajar todo el día y lo único que quisiera es llegar rápido a casa”.

En la estación de Queens Plaza se vive una escena similar. Allí varias personas llevan media hora esperando a que pase el tren, y aunque finalmente arriba uno de la línea E, el calvario se hace peor para la colombiana Pilar Hernández. Sin ninguna informació­n previa, el conductor del tren dice que irá expreso y no parará en su estación de la 46 calle, como suele hacer esa ruta a la media noche. “Esto no es justo. Uno se la pasa trabajando como burra todo el día y por culpa de estos trenes que cambian de rutas y que se demoran en pasar ya ni horas suficiente­s le quedan a uno para dormir”, dice la joven, quien es mesera en un restaurant­e de East Harlem. “Y lo peor no es solo que uno tenga que ir lejos y luego regresarse en un tren local que se va a demorar mucho más, sino que cuando andan parecen tortugas. De repente les da por parar entre una estación y otra y se quedan ahí, sin decir nada, solo pidiendo que uno tenga paciencia. Ya raya en el irrespeto”.

En la estación de Lexington y la calle 59 la escena no es más alentadora. “No pasa ni el R ni el N y no dicen nada”, comenta el ecuatorian­o Juan Matamoros, mientras parece luchar contra sí mismo para que los ojos no se le cierren del cansancio. “Esta gente se pasa. Uno entiende que están haciendo reparacion­es pero no pueden jugar así con el cansancio de la gente y ni siquiera informar”, comenta bastante decepciona­do el hombre, quien trabaja como “busboy” desde las 10 de la mañana hasta 11:30 de la noche en un restaurant­e de la Tercera Avenida.

Y aunque la Autoridad Metropolit­ana de Transporte (MTA) reconoce que existen fallas serias en el servicio, también advierten que los problemas en las noches se deben a que a esas horas adelantan gran parte de los trabajos de modernizac­ión, “en pro de un mejor Subway” para todos. Los datos revelan que los retrasos han aumentado en 230% en los últimos 5 años, pasando de 20,000 reportes a 67,450 anuales, pero por otro lado esa agencia afirma que en los últimos meses han disminuido en 10% las tardanzas. Usuarios nocturnos de los trenes de Astoria como John Hernández, no creen en las buenas nuevas que aduce la MTA. “Eso me suena a cuento chino”, dice el colombiano, molesto al ver una cinta roja puesta a la entrada de la ruta hacia Manhattan en la estación Broadway por el servicio suspendido.

“El Plan de Acción del Metro de la MTA es un plan integral para estabiliza­r y modernizar el sistema de metro, atacando los factores clave del 79% de los retrasos que causan incidentes importante­s, enfocándos­e estratégic­amente en personal adicional y equipos para centrarse en partes críticas del sistema. Los componente­s de pista y señal se mantienen y se reparan, y se eliminan cantidades masivas de escombros

Pilar Hernández

para reducir los incendios de las vías que causan retrasos”, agrega la MTA, destacando que cientos de obreros trabajan arduamente para mejorar el servicio.

“Durante cada período de siete horas, un ejército de trabajador­es de mantenimie­nto aprovechar­á el acceso sin tren en las vías para realizar docenas de tareas que son vitales para proporcion­ar un servicio de tren seguro y confiable”, dice la Autoridad Metropolit­ana de Transporte, explican- do las razones por las que en ciertos tramos los servicios locales se eliminan en las noches y fines de semana.

Y ante las quejas de los usuarios de la noche, Tarek Shams, portavoz de esa agencia manifestó que mejorar las comunicaci­ones con los clientes es un elemento importante dentro del Plan integral de acción del metro y se están realizando avances.

“Se ha ordenado a los conductore­s que realicen anuncios más oportunos y específico­s para ayudar a los clientes, y estamos realizando un programa piloto en el que los conductore­s tendrán dispositiv­os digitales para recibir y transmitir informació­n en tiempo real a los clientes sobre los cambios y las opciones del servicio”, dijo el funcionari­o.

Pero estos anuncios siguen sin convencer a expertos del tema. “Cuando los trenes no son confiables, son las personas asalariada­s las que más sufren”, comenta Rebecca Bailin, de la organizaci­ón Riders Alliance que aboga por reformas inmediatas en el sistema de transporte de la Gran Manzana, quien exigió respuestas al Estado. “El Gobernador Cuomo necesita presentar un plan creíble para arreglar el metro y una nueva fuente de financiami­ento para hacerlo posible”.

El concejal Ydanis Rodríguez, presidente del Comité de Transporte del Concejo Municipal, lamentó que sean las personas de menos recursos y la clase trabajador­a la que más

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