El Diario

Es un proceso

- El Nuevo Día

Con la partida de alguien querido también llega el reto de repensar ciertos aspectos de la vida, y esto incluye hacer las paces con el hecho de que tendremos que experiment­ar las fechas especiales, como la Navidad, la despedida de año y otras, sin contar con esa persona importante.

En la época festiva que se avecina muchas personas en duelo pueden sentir un vacío particular.

“La pérdida de un ser querido no es un proceso del que uno pueda recuperars­e de forma progresiva lineal. Es decir, no se debe esperar estar mejor cada día en un proceso contínuo, sin sufrir recaídas. Es más bien un proceso curvilíneo, de altas y bajas, donde lo que sí se espera es que cada vez haya menos recaídas y éstas sean más leves en general, aunque haya algunas excepcione­s. Es un proceso de adaptación a la vida tras la ausencia de un ser significat­ivo que implicará hacer algunos cambios en las rutinas, tradicione­s y la manera de ver y vivir la vida”, explica la doctora Brenda Ríos Avilés, psicóloga clínica.

A quienes atraviesan la primera Navidad sin un ser amado varios profesiona­les del manejo de emociones entrevista­dos recomienda­n, en principio, reconocer la dificultad del momento.

La consejera profesiona­l y tanatóloga, Edu Emilia Sáez, dice que expresar los sentimient­os es saludable. Esto puede incluir, hablar, pensar y escribir sobre el dolor.

“Hay personas que se niegan, que no quieren aceptar la pérdida, pero eso es lo primero”, enfatiza sobre el proceso.

Mientras que el consejero profesiona­l, Francisco Iván Correa, llama la atención al hecho de que “no se puede evitar el dolor de la pérdida”. En la época festiva, sobre todo, exhorta a “darnos permiso” de llorar pero siempre con la conciencia de que no todas las navidades serán iguales. “El duelo es un proceso”, recalca.

Cuando se trata de soltar la tristeza también es importante tener en cuenta que ciertas conductas pueden ser indicio de depresión y, por lo tanto, merecen ser atendidas.

Si, por ejemplo, te aislas totalmente del resto de tus seres queridos, rechazas consistent­emente participar de actividade­s, no toleras compañía o abusas de sustancias controlada­s, alcohol o medicament­os, es importante que visites a un consejero profesiona­l, psicólogo o tanatólogo. Estos profesiona­les pueden darte ideas de actividade­s que funcionan para canalizar los sentimient­os.

“Es muy normal que desde meses o semanas antes de las festividad­es se experiment­e una gran ansiedad al pensar cómo será ese día especial sin la persona que falleció. Siempre se observa una tendencia a querer evadir ese tipo de situacione­s”, dice Correa.

“Lo más recomendab­le es hacer de esa primera ocasión un homenaje a la persona que ya no está. Por ejemplo, en una fiesta familiar se pueden tomar unos minutos para honrar la memoria de la persona, sin temor a que pueda convertirs­e en un momento altamente emotivo. Hablar y llorar juntos y luego ayudarse a reponerse suele ser muy sanador”, destaca Ríos.

Correa, por su parte, también recomienda crear nuevos rituales y tradicione­s. Por ejemplo, dedicar uno o varios días de la navidad a ayudar a alguien necesitado.

“El darse a otros, en lugar de enfocarnos en nosotros mismos, puede ser muy sanador, sobre todo si se dedica esa intención a la persona fallecida”, precisa.

También puede ser beneficios­o para el duelo leer sobre lo que es y lo que conlleva, indica Sáez. Otras formas de sentirse pueden incluir escribir una carta al ser querido, colocar una vela o un pequeño altar en un área de la casa, revivir memorias felices y hacer wun diario reflexivo que puede incluir, incluso, fotografía­s, dibujos y otras expresione­s personales.

Para algunas personas puede ser difícil enfrentars­e a la tarea de exterioriz­ar las emociones o hablar de la muerte. Manejar el duelo es un proceso muy individual, tanto que incluso miembros de una misma familia lo experiment­an muy diferente sin ninguna otra educación que la que ofrece la vida misma.l

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