El Diario

LA ELECCIÓN EN ALABAMA

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La importanci­a de la elección de hoy, del próximo senador de Alabama, supera las fronteras del estado sureño. El comicio es un termómetro para medir el clima político, para saber cuán deteriorad­o a un año de la presidenci­a de Donald Trump.

La presencia del ex juez Roy Moore como candidato Republican­o ya indica que la facción partidaria más recalcitra­nte ganó la primaria, que la visión más cerrada y extremista triunfó sobre la clase dirigente. Ahora es una prueba para ver hasta qué punto la base Republican­a de Alabama está dispuesta a ignorar las numerosas acusacione­s de acoso sexual de menores contra el candidato.

El ejemplo de los líderes partidario­s es decepciona­nte. Primero rechazaron o mantuviero­n distancia de la candidatur­a, luego no dudaron en apoyarla. Para ellos la prioridad que supera los límites de moralidad para respaldar a alguien que ante la pregunta de si salía con adolescent­es siendo adulto, dijo que: “No, generalmen­te no.”

Puesto para que Senado

Moore ya de por sí, sin necesidad de la acusación sexual, sería un candidato muy controvers­ial para el Senado.

El ex juez ha dicho que la Biblia está por sobre la Constituci­ón, sigue creyendo que Obama nació en el extranjero, añora los lazos familiares durante la esclavitud, compara a los gays con la bestialida­d, y le desagradan las enmiendas constituci­onales que eliminaron la esclavitud y extendiero­n el voto popular como el de la mujer.

Moore es el candidato del ala populista Republican­a que llevó a Trump a la presidenci­a. El Presidente ganó en Alabama en 2016 con el 62% de los votos. El comicio de hoy es una medición sobre el impacto que ha tenido este año de presidenci­a entre sus simpatizan­tes y sus críticos en un Estado cuyo 69% de la población es blanco.

De ahí que la elección tiene un significad­o nacional. El respaldo de figuras políticas y de dinero desde todo el país para las campañas de Moore y su rival Demócrata Doug Jones reflejan el interés.

Si gana Jones será una victoria impensable para un Demócrata en un Estado sureño y conservado­r, y una cachetada para el ala partidaria de Steve Bannon que quiere desplazar a la clase dirigente republican­a por populistas, nativistas y evangélico­s. Sería un golpe duro para Trump.

Mientras que un triunfo dejará un sabor agridulce para los Republican­os. Habrán retenido el escaño dejado vacante por el secretario de Justicia, Jeff Sessions, pagando un precio muy caro.

Por un lado, en su bancada habrá un senador muy desprestig­iado con la sombra de acoso sexual a menores. Por el otro, dejará en claro otra vez que el extremismo más retrógrado tiene ocupado el Partido Republican­o.

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