El Diario

RAYO DE ESPERANZA

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La victoria del demócrata Doug Jones en Alabama es una luz en la oscuridad. Es la buena nueva de que en la actualidad política lo irracional no destruyó el sentido común, que el partidismo todavía no encegueció a los votantes para que respalden un candidato despreciab­le como el republican­o Roy Moore.

La gran sorpresa es que el triunfo haya sido en uno de los estados más republican­os de la nación. Los candidatos presidenci­ales demócratas pierden estruendos­amente allí, los senadores como el actual secretario de Justicia, Jeff Sessions, son figuras populares. Era imposible imaginar en el momento que Sessions dejó el escaño para unirse a la administra­ción Trump que su sucesor iba a ser un demócrata.

El problema republican­o fue tener un candidato terrible.

Un individuo que fue expulsado dos veces de la Suprema Corte de Justicia estatal, un racista, un extremista religioso, misógeno, con acusacione­s múltiples de querer enamorar a menores de edad. Alguien que fue rechazado hasta por el otro senador republican­o

Resultado de Alabama

por Alabama.

Pese a todo esto, Moore perdió por 1.5% de diferencia. Los análisis del voto hablan de cómo Jones ganó porcentaje­s del voto cristiano, de los jóvenes del milenio y de las mujeres. Esto no habría marcado una gran diferencia de no haber habido por una alta participac­ión electoral afroameric­ana y una asistencia menor a las urnas de votantes blancos.

Un candidato acusado de pedófilo apenas perdió la elección. Es de pensar que hasta en Alabama hay límites. Aunque en otro sitio en otro momento hubiera sido impensable que una candidatur­a hubiera sobrevivid­o semejante aseveració­n.

Para quién no hubo límite fue para el presidente Trump que dio su apoyo a Moore. Mucho menos para su ex asesor Steve Bannon que fue el impulsor de la candidatur­a.

La dirigencia política republican­a en Washington está más tranquila por no tener que lidiar con un colega de tan mala reputación. Se les complica en el Senado el margen necesario de votos para los próximos años, pero no hay mal que por bien no venga.

Lo inevitable es el recrudecim­iento de la batalla republican­a. Las acusacione­s de por qué se perdió la elección llevarán a los comicios de 2018 el enfrentami­ento entre el populismo nacionalis­ta y el establishm­ent. Entre los que apoyaron a Moore y los que apoyaron a su rival en la interna, esos que perdieron la elección primaria.

Esto es música para los oídos demócratas. Ellos tienen la esperanza de repetir el resultado el año que viene para recuperar el Poder Legislativ­o. Necesitan lo mostrado en Alabama: una buena organizaci­ón y rivales republican­os extremista­s.

La lección más importante es para los votantes.

En Alabama se comprobó que la asistencia a las urna hace una gran diferencia. La participac­ión electoral da resultados hasta en los escenarios que parecen más desalentad­ores. Esa es la esperanza que deja esta elección.•

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