OTRA DESILUSIÓN PARA DREAMERS
Una nueva desilusión para los Dreamers. Les dijeron que el plan de gastos de fin de año iba a incluir su regularización que anule la decisión del presidente Donald Trump de quitarles la protección para no ser deportados.
La realidad política pudo más que las palabras.
La amenaza de cerrar el gobierno federal para conseguir una solución para los soñadores se escuchaba bien como una muestra de respaldo. Vale la pena preguntarse si fue positivo crear esta expectativa cuando en el fondo se sabía que eran solo palabras.
Que quede claro, cerrar el gobierno en defensa de un tema migratorio en este momento era una causa perdida, por más justo que sea el clamor de los soñadores.
Esta era una disputa que iba dañar más de lo que podía ayudar.
La Casa Blanca ya estaba preparando el terreno. Trump ya comparaba a estos jóvenes, traídos al país por sus padres siendo menores de edad, con el indocumentado
Congreso
involucrado en el publicitado caso de la muerte de Kate Steinle en San Francisco.
Todo estaba listo para acusar a los demócratas de querer perjudicar a los estadounidenses, cerrando el gobierno en defensa de una “amnistía” a gente peligrosa. Ya se sabe que hay una gran habilidad a la hora de estigmatizar a los inmigrantes.
Lo más triste de esto es que hoy existe un importante respaldo a los beneficiarios de DACA. Los sondeos muestran que más del 80% de los estadounidenses quieren que se queden los soñadores. En el Congreso hay un respaldo bipartidista mayoritario para estos jóvenes. Sin embargo, el control político lo tiene el ala más extrema republicana.
Por eso, es muy difícil que se haga lo correcto, que se le de a los beneficiarios de DACA la residencia y un camino a la ciudadanía en un ley exclusivamente para ello.
La situación de ellos no es comparable a ninguna otra categoría de inmigrantes. Ellos crecieron en Estados Unidos, este es su hogar, de hecho son tan estadounidenses como un nativo. Ellos merecen una medida individual. Pero la administración Trump y el Congreso no lo ve así.
Creen que esta es la oportunidad de pasar una larga lista de prioridades que va desde la seguridad fronteriza, al control interno y a cambios en la selección de futuros inmigrantes.
Algunos de ellas estaban en el proyecto pasado aprobado por el Senado, que quedó trabado en la Cámara Baja por la línea dura de la republicana. Otras aumentan la persecución y la deportación de indocumentados. De gente honesta y trabajadora que puede llevar décadas en el país, como muchos padres de los soñadores.
La frustración de los soñadores de fin de año es un anticipo de la compleja negociación con la que se inicia el 2018. Esperamos que el resultado sea el más beneficio para estos jóvenes y su familias.•