En la “era de Trump”: caos, controversias, y fuerte dosis de populismo
El presidente Donald Trump ganó la Casa Blanca prometiendo “vaciar el pantano” y mejorar las condiciones de EEUU, pero terminará el 2017 con un rosario de promesas incumplidas, la incómoda investigación sobre la presunta injerencia electoral de Rusia, una comunidad inmigrante en su contra, y un país aún más polarizado.
Buena parte de sus políticas, sobre todo en la arena económica, perjudicarían incluso a sus votantes más vulnerables, según expertos consultados por este diario.
“Para mí, lo principal ha sido su traición de la clase trabajadora todo el año, incluyendo a latinos, a blancos, trabajadores sin diploma universitario, que llevan décadas con salarios estancados. Trump habló de los ‘olvidados’ y prometió ayudarles, pero no lo ha hecho“, dijo Chuck Marr, director de políticas tributarias federales del Centro para Prioridades Presupuestarias y Políticas (CBPP).
“Ha tratado de eliminar o de sabotear Obamacare, de recortar Medicaid, y aho- ra promueve un plan fiscal sesgado hacia los más ricos y que alienta la fuga de inversiones al exterior… esto es una completa traición de los intereses de las familias y trabajadores hacia los que dirigió su campaña”, enfatizó.
“La gente sí se da cuenta de lo que está pasando, y por eso no ha logrado anular Obamacare… no ha respondido a las ansiedades económicas en todos los grupos étnicos y raciales, y está desaprovechando una oportunidad”, manifestó.
Trump ganó las elecciones en 2016 con promesas de “recuperar la grandeza de EEUU”, en guerra con el “establishment” republicano, y aupado por una facción de la base conservadora a la que sigue prometiendo “mano dura” contra los inmigrantes, incluyendo los legales.
Su mensaje ha tocado una vena nacionalista que resuena con su base, pero según una encuesta nacional del Centro de Investigación Pew, divulgada el pasado 7 de diciembre, su tasa de popularidad nunca despegó y más bien ha ido en declive.
En la actualidad, sólo el 32% de la opinión pública aprueba de la gestión presidencial de Trump, y el 63% la desaprueba. En febrero pasado, el 39% aprobaba de su desempeño en la Casa Blanca, según esa encuesta.
Mientras, activistas de la comunidad inmigrante de todo EEUU han hecho protestas y actos de desobediencia civil frente a la Casa Blanca y el Capitolio en repudio de su política migratoria. También han entablado demandas, como la del pasado 15 de diciembre, para exigir el restablecimiento del programa de “Acción Diferida” (DACA) de 2012.
¿Y las promesas?
Pese a que su partido controla el Congreso y la Casa Blanca, Trump no ha podido cumplir la mayoría de sus promesas, las ha cumplido a medias, o ha tenido que abandonarlas.
Con pocos logros legislativos significativos, Trump ha emitido medidas ejecutivas para revertir políticas de la Administración Obama y así borrar toda huella de su antecesor.
Esa lista incluye un muro fronterizo que el Congreso tarda en aprobar; el desmantelamiento de DACA, que dejará en limbo a unos 700,000 jóvenes indocumentados a partir del próximo año, y, más recientemente, la eliminación de normas de 2015 para la regulación del internet, algo que también terminará en los tribunales.
Salvo la confirmación del juez conservador, Neil Gorsuch, en el Tribunal Supremo y la promoción de la reforma fiscal, la eliminación de “Obamacare” ha quedado como tarea pendiente para 2018.
No obstante, la Administración tomó medidas para desalentar la inscripción en “Obamacare”, reduciendo los horarios de operaciones de la página web “Healthcare.gov” (en español, “CuidadoDeSalud.gov), y recortando los fondos para su promoción.
Arena internacional
La Administración inició en 2017 una serie de rondas para la renegociación del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (TLCAN), convencida de que el pacto puesto en marcha en 1994 con México y Canadá ha perjudicado los intereses de EEUU, y mantiene su amenaza de retirar al país del pacto si la renegociación no funciona.
Trump también mantiene roces con México por su prometido muro de unos $20,000 millones que, salvo unos prototipos en el sector de San Diego (California), aún no cuenta con todos los fondos del Congreso.
El mandatario ha impuesto sanciones contra Venezuela y contra funcionarios de alto rango del gobierno, y ha comenzado a revertir la política de apertura hacia Cuba, para castigar acciones antidemocráticas en ambos países.
La Administración se ha defendido de acusaciones de la diáspora boricua de que no ha hecho lo suficiente para paliar la crisis humanitaria suscitada por el huracán “María” en la isla en septiembre pasado.
Latinoamérica ha sido, como en gobiernos anteriores, una región que atrae atención de EEUU sólo cuando hay una crisis, explicó William LeoGrande, analista y profesor de política de The American University.
Las medidas contra Cuba, Venezuela, y México “no sólo han dañado las relaciones con esos países sino que también han aislado a otros países de la región y a aliados de Europa… el repliegue hacia Cuba y las sanciones contra Venezuela son un recordatorio para la región del pasado de in-