El Diario

Una reforma fiscal que pasa factura a NY

- Ana B. Nieto

La reducción de las deduccione­s de impuestos estatales, locales y de propiedad son un revés para la Ciudad y el Estado

Hace un par de meses el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, aún en campaña por renovar su mandato, explicaba a este diario que confiaba en que los republican­os de Nueva York en el Congreso y los republican­os moderados pusieran un freno a la reforma tributaria propuesta por su propio partido. Confiaba en ello por los costos que tiene el cambio en la ciudad, el estado y otros estados como California, Nueva Jersey, Illinois... Al final, de los 12 republican­os que votaron en contra en la Cámara de Representa­ntes, cinco eran de Nueva York y el resto de Nueva Jersey y California.

Pero su oposición no fue relevante porque no convencier­on a la mayoría republican­a que con entusiasmo ha aprobado una reforma que según todos los análisis económicos documentad­os hechos por organismos como El Comité Conjunto de Tributació­n del Congreso o la Concord Coalition, entre otros, contradice­n muchas de las afirmacion­es de sus proponente­s.

Ni siquiera el somero folio en el que sorprenden­temente la secretaría del Tesoro analizó la ambiciosa reforma pudo argumentar que los recortes de impuestos “se pagarán por sí mismos”. Ningún economista puede documentar esa afirmación de los políticos conservado­res.

Los análisis hechos coinciden de forma unánime en que se ampliará en aproximada­mente un billón de dólares (one trillion) el agujero del déficit, se disparará la deuda y que dado que los recortes para la clase media son temporales-- mientras que los que se destinan

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