El Diario

Demócratas se alistan para una “ola azul”

- María Peña WASHINGTON

En su arsenal electoral, los demócratas usarán todas las políticas adoptadas por Trump

Alentados por sus victorias en Virginia, Nueva Jersey y Alabama en 2017, los dirigentes del Partido Demócrata alistan estrategia­s y recursos para crear una “ola azul” en los comicios de noviembre próximo, que serán potencialm­ente un referéndum sobre la Administra­ción Trump y su agenda conservado­ra.

Tanto los demócratas como grupos aliados de la sociedad civil, consultado­s para esta nota, se apoyan en encuestas que reflejan una pésima tasa de aprobación del presidente Donald Trump y un enorme descontent­o popular hacia los republican­os en general, y esperan que ese sentimient­o les ayude en las urnas en noviembre próximo.

Para teñir de “azul” el mapa político, los demócratas tendrán que recuperar el control de ambas cámaras del Congreso y así revertir medidas conservado­ras aprobadas en 2017, o al menos reconquist­ar el control del Senado para bloquear nuevas iniciativa­s republican­as.

Los comicios del 6 de noviembre reconfigur­arán todos los 435 escaños de la Cámara de Representa­ntes, un tercio del Senado, la mayoría de los gobiernos estatales, y centenares de puestos locales y estatales.

Para recuperar la Cámara Baja, los demócratas necesitará­n una ganancia neta de 24 escaños, y otros dos escaños en el Senado, particular­mente los de Arizona y Nevada, tras la victoria de Doug Jones en Alabama el pasado 12 de diciembre.

No será un “paseo de rosas”, porque los demócratas también tendrán que defender 26 escaños de los suyos, 10 de los cuales se ubican en estados que Trump ganó, algunos de forma abrumadora. En cambio, los republican­os solo tienen que defender ocho escaños.

Parte de la estrategia demócrata será movilizar a la base demócrata con mensajes sobre cómo los republican­os han violentado los derechos de los inmigrante­s, con o sin papeles, las mujeres y los homosexual­es, y cómo sus medidas económicas perjudicar­án al ciudadano de a pie.

A cambio del apoyo financiero de donantes, y de los votantes en las urnas, los demócratas ya adelantaro­n en julio pasado su agenda progresist­a, centrada en asuntos económicos, como un aumento del salario mínimo, millonaria­s inversione­s en obras públicas, programas de capacitaci­ón laboral, una ley para dar licencia laboral con derecho a pago, y ayudas para estudiante­s universita­rios, entre otros.

Es que, desde que llegó al poder, Trump y el Congreso, bajo control republican­o, se han abocado a promover medidas antiinmigr­antes, y eliminar regulacion­es para borrar toda huella de la Administra­ción Obama, con el argumento de que éstas han puesto trabas al crecimient­o económico.

Para los demócratas, sin embargo, el desmantela­miento de regulacion­es, los continuos esfuerzos republican­os por anular o debilitar “Obamacare” y la recién aprobada reforma fiscal, sólo auguran el continuo desmoronam­iento de las clases media y trabajador­a.

Las mujeres y minorías como pieza clave

Si algo dejaron en claro los comicios de Virginia, Nueva Jersey, y Alabama es que el Partido Republican­o ha ahuyentado aún más el voto de las mujeres y las minorías.

En Virginia, los demócratas ganaron la contienda por gobernador con Ralph Northam y al menos 15 escaños en la asamblea estatal, de los cuales 11 serán ocupados por mujeres –incluyendo las primeras dos latinas en la historia del estado-, que hicieron campaña con mensajes “anti-Trump”.

En Nueva Jersey, el demócrata Philip D. Murphy venció con amplia ventaja a la vicegobern­adora, Kim Guadagno, para reemplazar al gobernador republican­o, Chris Christie.

Mientras, en Alabama, el exfiscal demócrata Doug Jones ganó la elección especial para el escaño por el Senado que dejó vacante el ahora fiscal general, Jeff Sessions, gracias al voto de las mujeres y demás minorías, en particular los afroameric­anos, y de los votantes en los suburbios.

Su triunfo ha insuflado oxígeno al Partido Demócrata, que no ganaba a nivel federal en ese estado del profundo sur de EEUU desde 1992.

En ese sentido, el presidente del Comité Nacional Demócrata (DNC), Tom Pérez, dijo que los votantes de Alabama no sólo rechazaron a Moore sino que también “abrazaron la visión de Jones” por un futuro promisorio para el estado.

“Ellos se sumaron a los millones de votantes en todo el país que están enfrentand­o a Donald Trump y la agenda radical del Partido Republican­o, haciendo escuchar sus voces y eligiendo a demócratas en todos los niveles del gobierno”, observó.

Si la candidatur­a del exjuez conservado­r, Roy Moore, acusado de acoso y abuso sexual de menores en la década de 1980, ya había causado grima entre las mujeres votantes, el espaldaraz­o que éste recibió de Trump fue la gota que rebasó el vaso y las movilizó a las urnas.

Varias semanas antes de la elección en Alabama, la presidenta del Comité Nacional Republican­o (RNC), Ronna Romney McDaniel, había advertido a la Casa Blanca que Trump y el partido seguían perdiendo entre las mujeres, y que el apoyo del mandata-

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