El Diario

SALUD DE LOS POBRES ESTÁ BAJO ATAQUE

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Un dicho popular dice que el trabajo es salud. Eso no significa que la frase pueda ser utilizada para cambiar un programa de la red de protección social, con el fin de dificultar el acceso a beneficios médicos para la gente pobre.

Este es el caso de la nueva norma del Centro para Servicios de Medicare y Medicaid (CMS) que permitirá ahora a los Estados establecer exigencias de trabajo para sus beneficiar­ios. Es la primera vez en 50 años de existencia que se impone esta condición a un programa de salud.

Esta decisión cumple con dos premisas conservado­ras. Primero, se basa en la teoría de que la gente pobre, incluso en este caso enferma, son vagos que no quieren trabajar. Segundo, la mejor manera de reducir el presupuest­o es a través de programas que ayudan a personas de menos recursos.

La acción tomada por el CMS se centra en un interpreta­ción muy discutible de las normas que guían Medicaid.

La misión principal de Medicaid es dar una cobertura integral a la gente de bajos

Medicaid

recursos para que puedan obtener los servicios médicos que necesiten. Los Estados tienen numerosas opciones para adaptar el programa federal a sus necesidade­s. A ellos se les otorga una flexibilid­ad que les permite salir de las guías federales para implementa­r proyectos de demostraci­ón que promuevan los objetivos de Medicaid.

La administra­dora del CMS, Seema Verma, con el argumento de que el trabajo es bueno para la salud, está autorizand­o a 11 Estados para que impongan condicione­s de trabajo a cambio de beneficios. La autorizaci­ón excluye de la exigencia a una significat­iva cantidad de personas como discapacit­ados, ancianos, embarazada­s y circunstan­cias atenuantes.

Un análisis de la Fundación Kaiser estima que a pesar de las excepcione­s, habrá gente que perderá la cobertura por condicione­s médicas que no estarán incluidas o aceptadas, y por la complejida­d administra­tiva que pone en riesgo los beneficios de trabajador­es y de personas ya excluidas de la exigencia laboral.

Este también es otro ataque a la Ley de Cobertura Médica (ACA) la cual estaba basada en la ampliación de Medicaid. No hay ningún estudio que indique la expansión del programa haya perjudicad­o la participac­ión en el mercado laboral, pero la hostilidad hacia el Obamacare está siempre presente.

El cambio está basado en la premisa de que un empleo ayuda a mejorar la salud. También se puede que es la buena salud -una persona sana- la que ayuda a conseguir un empleo. Es así de endeble el argumento.

La nueva exigencia tiene una base económica. Tres Estados de los peticionan­tes ya hicieron sus cálculos de cuánta gente ya no estará en Medicaid, no de cuanto se amplía la nómina laboral.

En los tribunales habrá que defender a la gente perjudicad­a por este nuevo

pobres.. ataque de la administra­ción Trump a la salud de los más

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