“Conozco el dolor de los casos de abuso”
cerca”, añade. Saavedra observa con preocupación el declive de los católicos en Chile, donde según una reciente encuesta de Latinobarómetro, solamente el 45 % de los ciudadanos se considera católico, el porcentaje más bajo de toda América Latina.
Pese a esto, está convencida de que la visita del pontífice logrará reanimar a los católicos desencantados. “Va a dejar algo que hará que los católicos pasivos se acerquen y se unan”, asegura.
Bernardita Soto, de 72 años, también estuvo en la accidentada misa del parque O’Higgins de 1987, aunque prefiere no explayarse en los detalles de aquella jornada.
Con una sonrisa nerviosa, recuerda que fue “una misa linda”, pero que también hubo “algunos desmanes”, y destaca que esta vez todo está más ordenado y el ambiente es muy distinto.
Nicolás Maulén, de 18 años, no puede ocultar la emoción y la ansiedad por ver al papa Francisco y reivindica la necesidad de que los jóvenes se acerquen a la Iglesia.
“Antes, la cultura era muy apegada a la Iglesia, y poco a poco se ha ido perdiendo esa tradición”, lamentó.l El papa Francisco habló ayer del “dolor por el daño y sufrimiento” de las víctimas y sus familias de los casos de abusos por parte del clero chileno, pero también el de las comunidades eclesiales por ello, durante el encuentro que mantuvo con los religiosos del país en la catedral de Santiago.
Francisco recordó las palabras de introducción del cardenal chileno Ricardo Ezzati, en la que se citaban las horas difíciles de turbulencias y desafíos no indiferentes que atraviesa la Iglesia chilena en estos momentos.
“Conozco el dolor que han significado los casos de abusos ocurridos a menores de edad y sigo con atención cuanto hacen para superar ese grave y doloroso mal”, dijo.
Y añadió: “Dolor por el daño y sufrimiento de las víctimas y sus familias, que han visto traicionada la confianza que habían puesto en los ministros de la Iglesia y dolor por el sufrimiento de las comunidades eclesiales”.
Ante los cientos de religiosos y religiosas congregados en la catedral de la capital chilena en su primera jornada oficial de la visita a este país, Francisco también lamentó que debido a estos casos de abusos, otros religiosos han tenido que vivir “el daño que provoca la sospecha y el cuestionamiento, que en algunos o muchos pudo haber introducido la duda, el miedo y la desconfianza”.
“Sé que a veces han sufrido insultos en el metro o caminando por la calle”, observó.
Y les dijo que pidieran a Dios “la lucidez de llamar a la realidad por su nombre, la valentía de pedir perdón y la capacidad de aprender a escuchar lo que Él nos está diciendo”.
A los religiosos y religiosas chilenas les hizo notar que Chile está cambiando y que “están naciendo nuevas y diversas formas culturales que no se ajustan a los márgenes conocidos” y que a veces el clero no sabe cómo insertarse en estas nuevas circunstancias.
“Podemos caer en la tentación de recluirnos y aislarnos para defender nuestros planteamientos”, les advirtió.l