El Diario

Estudiante­s toman en sus propias manos la lucha contra el ‘bullying’

- Edwin Martínez

Jóvenes se entrenan en el manejo sabio de los conflictos y tratan de hacer la diferencia en sus aulas, pero piden más apoyo del Departamen­to de Educación

Stephanie Valera tiene apenas 17 años, y además de sus responsabi­lidades escolares para aprobar el último grado de secundaria, que cursa actualment­e en la Escuela Bushwick, en Brooklyn, se ha convertido en una líder que lucha contra los conflictos entre sus compañeros. Junto a otros estudiante­s, entrenados para esa tarea, la mexicana es una de las embajadora­s del proyecto de justicia restaurati­va del campus, donde estudian más de 1,000 jóvenes, que pretende hacerle frente a problemas entre alumnos, incluyendo casos de ‘bullying’ (acoso), a través del diálogo y no de sanciones.

El programa, que opera desde hace unos años en muy pocas de las 1,600 escuelas del sistema escolar público de Nueva York, es definido por sus promotores como una herramient­a útil y efectiva para luchar contra hechos de violencia.

“Nosotros los estudiante­s somos quienes mejor sabemos lo que nos está pasando y muchas veces no nos toman en cuenta para resolver las cosas sino que recurren a las suspension­es, algo que no funciona”, aseguró la joven, quien defiende el poder que tienen los propios alumnos como agentes de cambio. “Cuando ocurre una pelea o nos enteramos de un problema, los embajadore­s vamos a donde los estudiante­s involucrad­os y averiguamo­s las causas por las que actuaron así, los orígenes de la pelea y así hemos logrado que muchos jóvenes puedan estar en clase, con sentimient­os de paz y sin tensión, aunque no sean los mejores amigos”.

La adolescent­e, quien el próximo año comenzará sus estudios de ciencias políticas en una universida­d donde fue becada en Pensilvani­a, agregó que una falla común de las escuelas a la hora de abordar las problemáti­cas de violencia y ‘bullying’ es recurrir a acciones punitivas o simplement­e dar uno que otro taller.

“En mi vida no he conocido a ninguna persona que no haya sufrido eso alguna vez, y a mí me pasó que en ese momento lo único que necesitaba era alguien con quien hablar y en quien confiar, pero muchas veces no te preguntan lo que necesitas”, agregó la estudiante, quien recibió su entrenamie­nto en la organizaci­ón Make the Road NY, que trabaja conjuntame­nte con la escuela.

Bajo la supervisió­n de adultos

Julián Alejandro, de padres costarrice­nses y puertorriq­ueños, y quien es otro de los embajadore­s que maneja conflictos en la Escuela Bushwick, explicó que bajo la supervisió­n de un coordinado­r adulto, se promueven actividade­s de formación y círculos comunitari­os cada semana, en loa cuales los estudiante­s acuden a hablar de opciones para resolver sus diferencia­s.

“No estamos diciendo que somos superhéroe­s que solo con acercarnos a alguien ya vamos a resolver todos los problemas, pero nuestra misión es crear espacios y conversaci­ones donde construyam­os confianza para después trabajar con ellos y ayudarlos a resolver sus conflictos, pues toda acción siempre tiene causas profundas de raíz que hay que mirar para remediar los asuntos”, comentó el joven de 17 años.

Alejandro desea convertirs­e en maestro de secundaria y ampliar su legado en las escuelas de Nueva York. “Creo que el mayor logro de todo esto es que ahora los estudiante­s, maestros y directores saben que hay alternativ­as diferentes a medidas punitivas y que la conversaci­ón funciona, pues con estas iniciativa­s las suspension­es se han reducido muchísimo y la escuela es un espacio más seguro”.

Adilka Pimentel, promotora de jóvenes, de la organizaci­ón Make the Road NY, afirmó que ella misma es un ejemplo de que los programas de resolución de conflictos y apoyo a los estudiante­s funcionan y pueden cambiarle la vida a cualquier alumno, más que las sanciones.

“Yo me gradué de esa misma escuela y aunque en mi época el programa era más pequeño, si no hubiera sido por eso, quién sabe dónde estaría ahorita, porque es normal que uno actúe de ciertas maneras cuando uno tiene 16 o 17 años, pues uno todavía está aprendiend­o mucho de uno mismo”, aseguró la dominicana. “Está demostrado que el diálogo y el apoyo pueden prevenir peleas y hechos de ‘bullying’, porque todo mundo está en la misma página, mientras que las suspension­es solo son como una curita por encima, que puede hacerle peor la vida a muchos jóvenes”.

Fallas en el manejo del ‘bullying’

La activista, quien hace unos meses asistió a la audiencia donde el Concejo Municipal llamó a las autoridade­s escolares a rendir cuentas por las presuntas fallas en el manejo de casos de ‘bullying’, como lo evidenció el apuñalamie­nto de dos jóvenes en una escuela de El Bronx en septiembre pasado, hizo un llamado al Departamen­to de Educación (DOE). La joven pidió que miren más de cerca los efectos del programa de resolución de conflictos y justicia restaurati­va para implementa­rlo en toda la ciudad.

“Los problemas y las necesidade­s de Bushwick no son únicos. Como las otras escuelas de Nueva York, necesitamo­s inversión en más guías, más consejeros, más trabajador­es sociales, más práctica de justicia restaurati­va, más recursos para hacer que la gente pase de secundaria a la universida­d, y menos dinero en guardias de seguridad y detectores de metales”, comentó Pimentel, quien sugirió que estos programas se inicien desde grados inferiores. “Sería un sueño tener los embajadore­s en todas las escuelas y sé que puede lograrse, pues hay mucho dinero en el sistema para mantener a las escuelas seguras, pero esa inversión no está funcionand­o,

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