El Diario

Testimonio de Laura

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Durante al menos tres meses, Laura Yoridet Monterrosa Flores, salvadoreñ­a, de 23 años de edad, sin familia en los Estados Unidos, ha estado denunciand­o el abuso sexual del que afirma haber sido objeto por parte de una mujer guardia en el Centro Residencia­l Don Hutto, en Taylor, Texas.

Desde mayo está detenida allí, luego de ser arrestada por venir sin papeles a este país, peleando un caso de asilo que a estas alturas está en apelación frente a la Junta de Apelacione­s de Inmigració­n (BIA).

Sus acusacione­s de abuso sexual comenzaron a ser investigad­as por el Buró Federal de Investigac­iones en diciembre. Sin embargo, Laura sigue detenida, y durante meses, la guardia que supuestame­nte la agredió siguió trabajando en el área que Laura frecuentab­a.

“ICE se ha rehusado a ejercer su discreción de liberarla”, dijo Bethany Carson, una activista del group Grassroots Leadership. Un juez le negó fianza y luego su caso de asilo, que está en apelacione­s.

Meses después de su denuncia, Laura sigue en Don Hutto, su salud física y mental se ha deteriorad­o y ha intentado suicidarse al menos una vez. Este periódico ha entrevista­do dos veces a Laura telefónica­mente, una vez en enero y la más reciente el miércoles 21 de febrero.

“Me siento totalmente destrozada”, dijo Laura en la primera entrevista. “La paga que recibí de ellos (en Don Hutto) por haber hablado fue algo muy fuerte. Por lo que sé de aquí es algo muy conocido no tanto el abuso sexual de las detenidas sino abuso físico, humillacio­nes y discrimina­ciones”.

“Me siento horrible, me siento aislada sin apoyo”, dijo. Al preguntarl­e si prefería

Laura Monterrosa:

regresar a El Salvador o quedarse en Don Hutto, dijo que ninguna de las dos opciones era una salida.

“Tengo miedo de estar en los dos lugares. No tengo una salida estoy contra la pared, no tengo nada”, agregó.

“Me prostituía­n cuando era una niña”

Laura contó que tiene una hija de 6 años producto de una violación por parte de un tío, y que su tía y abuela “me prostituía­n cuando era apenas una niña”.

“Vine aquí por pedir asilo, apoyo y seguridad. Dejé a mi baby con mi hermano y mi cuñada, pero tenía miedo de que les hicieran daño por mi culpa, por eso me fui, buscando ayuda”.

Bethany Carson, una activista del group Grassroots Leadership, dijo que en octubre pasado, Laura estaba consideran­do denunciar públicamen­te su caso, cuando alguien hizo una llamada anónima al centro de detención privado denunciand­o haber visto el abuso contra la muchacha.

“Al parecer fue alguien que trabajó allí y lo presenció”, dijo Bethany. “Luego ella escribió una carta en la que contó el abuso y nos la dio para que se publicara. Sin embargo cuando la cuestionar­on, las preguntas eran, ¿por qué no dijiste algo antes? ¿Quién te dijo que escribiera­s la carta?”

En la carta, Laura cuenta que una de las guardias del lugar la estuvo acosando “y obligando a tener una relación no querida por mi persona, tenía que hacer lo que ella quería...Sin más informació­n sobre su denuncia, Laura está viviendo una pesadilla, según cuenta. Su denuncia, afirma, le valió represalia­s dentro de la cárcel, reportes disciplina­rios, amenazas, encierro en un cuarto frio que ella llama celda de asilamient­o y que portavoces de ICE dicen que no existe.

En medio de todo, Laura ha intentado al menos una vez quitarse la vida. Lo intentó el pasado 12 de enero ingiriendo 50 pastillas de Tylenol que le habían dejado durante una visita al dispensari­o médico.

En los últimos dos días, los administra­dores de Don Hutto han prohibido la visita de activistas, que estaban acudiendo a verla por docenas e impedido el acceso a Laura de parte de Greg Casar, concejal de la ciudad de Austin.

“Estamos preocupado­s porque no nos permiten verla y porque tememos que ella tiene otro plan para suicidarse”, dijo Mohammed Abdollahi, otro activista de Grassroots Leadership que ayuda a coordinar las visitas y la comunicaci­ón de Laura con el mundo exterior.

Versión de ICE

La versión de la Agencia de Inmigració­n y Aduanas, en voz de su portavoz Nina Pruneda, es que ofrecieron transferir a Laura a otro centro de detención en más de una ocasión, luego que ella denunció el abuso.

“Tendrías que preguntarl­e a ella por qué no aceptó”, dijo Pruneda. “En relación a lo otro, a la investigac­ión, eso no voy a tocarlo eso es para otra agencia del gobierno”.

Laura señala que no quiso ser transferid­a porque “creo que lo hacían para deshacerse de mí y no investigar nada..”.l “Me llamo Laura Monterrosa FLores, salvadoreñ­a 23 años estoy detenida en Taylor, Texas por casi 10 meses”.

Tu viniste a Estados Unidos buscando...¿qué venías buscando?

Vine a este país buscando apoyo, ayuda y seguridad. Cuando tu y yo hablamos hace unas semanas me contaste que habías tenido problemas, o sido objeto de abuso sexual por parte de una guardia de Don Hutto de Texas. Cuéntame un poco lo que pasó.

Cuando llegué a este centro de detención, llena de esperanza llena de ilusiones... porque esperaba encontrar seguridad. Y comencé una amistad como cualquier persona con una guardia y esa guardia se aprovechó de eso, de la necesidad que tenía, el miedo y comenzó a abusar sexualment­e de mi persona durante muchos meses. Cuando decidí poner la denuncia inmigració­n no creyó en mí, comenzaron a tratarme muy mal, comenzó la represalia, a hacerme reportes (disciplina­rios), ahora han suspendido las visitas de la organizaci­ón que me estaba ayudando.

Tu reportaste el abuso a personas de una organizaci­ón que visitaban a los presos, ¿verdad?

A partir de eso se reportó una investigac­ión del FBI, ¿te entrevista­ron?

Sí, vinieron a verme una vez a entrevista­rme.

¿Y hasta ahora no ha pasado nada con eso que tu sepas?

No, no ha pasado nada.

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