El camino de la informalidad
para encontrar un buen empleo.
“México requiere crecer más, más innovación y requiere gente educada, pero resulta que la gente educada no encuentra oportunidades, lo que es una contradicción delicada, ya que parecería que de nada sirve estar destinando recursos al sistema educativo si en un momento dado no se garantiza una vinculación con el sistema productivo”, comentó José Luis de la Cruz, director general del IDIC, en entrevista con SinEmbargo.
La razón está en el bajo valor agregado que genera el sector productivo, que requiere poco capital humano, es decir, un nivel de estudios y de capacitación bajo, el bajo crecimiento económico y la maquila.
“Bajo ese escenario hay menos demanda de mano de obra calificada porque detrás del crecimiento está el valor agregado, que es la capacidad para generar transformación, innovación y para ello se requiere gente más educada y más capacitada. Como México no ha encontrado la fórmula de crecimiento, eso termina en menores oportunidades para la gente que más estudios tiene. Las oportunidades de trabajo se están generando en las actividades de bajo valor agregado, en donde no se necesita tener estudios. Está también el hecho de que en México predomina el sector manufacturero y maquilador. Esto implica que únicamente ensamblan cosas y se importa la tecnología. Se requiere poca gente calificada para hacer este tipo de actividades porque solo se exporta. Esos son los factores que inhiben la generación de empleos para la gente con mayores estudios”, agregó De la Cruz.
Esta selección al momento de contratar, sostiene el estudio, va en contra del modelo de apertura económica y comercial que busca contratar personas con alta educación y capacitadas. En México no se está cumpliendo.
En cuanto al sistema educativo, este tiene que ser factor de movilidad e inclusión social porque si no lo es, entonces ¿para qué educarse?
“Se pervierte que una parte importante de los objetivos del sistema educativo, que es la de generar estabilidad social a través del ingreso económico para quienes hacen el esfuerzo de estudiar”.
Además, se detectan “incentivos perversos”, como optar por la informalidad, la ilegalidad o descartar el sistema educativo.
La educación y la industria no están vinculadas, ya que eso genera estrategias de formación de empleo y hay un aceleramiento económico, se incrementa la productividad.
“Estudiar dejó de ser factor de movilidad social, probablemente por el bajo nivel de calidad educativa y la existencia de un modelo que genera bajo valor agregado”, sostiene el estudio.
Por estado, sobresale que Guerrero y Chiapas lideren la lista. De acuerdo con el director del Instituto, esto se debe a que hay pocas empresas transformadoras en esas entidades y a que la actividad productiva es de subsistencia y está vinculada a la informalidad. Eso es parte de lo que inhibe el desarrollo del sur, sureste y acaba reflejándose en menores oportunidades para la gente que más estudia en aquella región del país.
“La actividad productiva de estos estados en informal, cerca del 70 por ciento del empleo que se genera está vinculado con ello, al comercio al por menor, en donde no se requieren grandes cualificaciones en términos de capital humano. Ahí se genera También está la mala calidad de los salarios y la no contratación a pesar del nivel de capacidades, termina por orillar a las personas a la informalidad. La informalidad es el grado de precarización de la ocupación laboral en el país y se traduce en:
millones de personas ocupadas sin seguridad social.
millones de trabajadores no tienen un contrato por escrito.
millones tienen prestaciones distintas a la de la seguridad social.
OOTodas carecen de
pensión.
un círculo vicioso de pobreza que está asociado con la baja productividad, en el que hay pocos incentivos para las empresas para instalarse allá porque tampoco hay infraestructura de seguridad pública y hasta de marco legal para salvaguardar los derechos de propiedad”, sostuvo el investigador..