Éxodo de dominicanos del Alto Manhattan
Jeffrey Almanzar es un contador que siempre ha vivido en Inwood, en el Alto Manhattan, muy cerca de la casa de sus padres que inmigraron de República Dominicana hace décadas. Ya retirados, ellos volvieron recientemente a su país por muchas razones: les gusta más el clima, la comida, la gente y especialmente porque se vive más al aire libre, contrario a Nueva York.
Antes de mudarse a ese vecindario, Almanzar, de 36 años y quien recientemente se comprometió para casarse, buscó un lugar amplio para vivir pero no tuvo mucha suerte, ya que el alquiler de los estudios comienza en $1,500 y sube de forma directamente proporcional al espacio que se necesita: de $2,500 a $2,800 por un apartamento de tres habitaciones y así sucesivamente.
“Eso no tiene sentido, por eso muchos de mis conocidos están optando por comprar, la renta es tan alta que es mejor pagar una hipoteca”, dijo el dominicano, agregando que también ha visto cómo familias que han aplicado a vivienda subsidiada han sido reubicadas fuera de Inwood, hacia El Bronx o de una vez se mudan fuera de la Gran Manzana y se van a Pensilvania o Florida.
“La llegada de nuevos inquilinos ha impulsado la subida de los alquileres, como todo en nuestra economía está basado en oferta y demanda… muchos nuevos inquilinos con más ingresos, que de otra manera estarían pagando el doble o el triple en el downtown, se han dado cuenta que es un robo, por eso se mudan aquí y están a unos 15-20 minutos del trabajo”, indicó Almanzar.
Esto también ha creado un efecto dominó en los negocios, cuyos dueños también están sufriendo el alza de las rentas y por eso se ven obligados a aumentar los precios de sus productos y servicios.
“Por ello, los dominicanos de bajos ingresos cada vez son más forzados a moverse, para sobrevivir, o simplemente apretarse en apartamentos pequeños porque no pueden encontrar un lugar para vivir cerca de su familia que ha vivido en su dirección actual durante 30-40 años”, reflexionó el hombre, quien ahora reside el vecindiario Kingsbridge, en El Bronx.
Efectos de la gentrificación
En los años 90 y en los inicios del siglo 21, quienes observan constantemente la demografía de Nueva York esperaban un crecimiento más acelerado de los dominicanos en la ciudad, proclamándolos como el grupo latino más grande acercándose a 1 millón. Sin embargo, la presencia en el histórico barrio de Washington Heights no puede darse por garantizada.
‘Cuando un Vecindario se convierte en la Puerta giratoria para los Dominicanos: Aumento en el Costo de las Rentas en Washington Heights/Inwood y el Declive de la Presencia Dominicana’, es el más reciente reporte del Instituto de Estudios Dominicanos de CUNY que explora los problemas como la gentrificación y la preocupante tendencia de la escasez de vivienda asequible, la subida imparable de los alquileres y el incremento del éxodo de los dominicanos de Manhattan hacia otras partes, incluyendo fuera de la ciudad y del estado, en búsqueda de opciones más baratas de vivienda.
El estudio destaca que Washington Heights e Inwood no son inmunes a los efectos de la gentrificación, de hecho sus efectos se han sentido desde finales de los años 90, con la presencia cada vez mayor de jóvenes profesionales y gente con mayor poder adquisitivo, lo que ha generado el incremento en los alquileres. “Lamentablemente el resurgimiento ha venido a expensas de los residentes pobres y de largo plazo, quienes tienen problemas para pagar los incrementos en las rentas y son incapaces de encontrar vivienda asequible en el vecindario”.
A pesar del hecho de que frenar la gentrificación ha estado en la agenda de muchos políticos como una prioridad, actualmente ese proceso continúa indetenible. El proyecto de zonificación