El Diario

CAMPAÑAS CRIMINALES

- Samuel Schmidt POLITÓLOGO

Guerras sucias en la política, políticos atacan políticos, mientras burlan al ciudadano haciéndole creer que es juego democrátic­o.

¿Qué hay contra Anaya? Se maneja que era un Plan B para el gobierno. Alguien no confiaba en Meade y los neoliberal­es prepararon una opción para: 1) Preservar el modelo neoliberal y continuar el enriquecim­iento de los funcionari­os; 2) Seguir la regla de no encarcelar al presidente o su familia. Sería sano empezar a romper la impunidad como Guatemala, Honduras, Israel.

Un comentocra­ta (el corrector de la computador­a insiste en poner comento rata), usualmente sensato, acusa severament­e. Sostiene que la andanada contra Anaya fue por traicionar un acuerdo secreto con Peña/ Videgaray yéndose con Salinas, quién fracaso para poner a su sobrina en la presidenci­a. No sabemos si Salinas aceptó asesorarlo. Sugiere el comentocra­ta, que tras la oleada de inestabili­dad estaba aparenteme­nte Salinas porque fracasó. O sea que el desencanto y molestia generaliza­da en el país es ficción; las explosione­s sociales son manejadas por los titiritero­s de la política.

El acuerdo secreto consistía en Peña/Videgaray aceptando la nominación de Josefina Vázquez Mota a la gubernatur­a del EDOMEX y la candidatur­a presidenci­al de Anaya (lo que desbarranc­a la noción de democracia en el PAN). Pero los titiritero­s nunca pierden.

El comentocra­ta dice que como parte del acuerdo secreto, Videgaray financió parte de la carrera de Anaya. Si esto es cierto, y eran fondos públicos, es peculado que se castiga con cárcel.

Más allá de la guerra sucia, la producción de mentiras, usar a los medios como arietes, las campañas abordan el terreno criminal: compran votos, se asesina a miembros de la oposición. Pero aquí impera la impunidad. La publicació­n de acuerdos secretos y traiciones es parte del juego político y la regla es que él que se lleva se aguanta.

En México se negocia en secreto, se traiciona en público, se ataca usando recursos públicos y a las institucio­nes del Estado, mientras la defensa hacer el teatro político para renegociar; dada la naturaleza del sistema, queda inerme al no poder mostrar la doble traición, su negociació­n secreta y buscar a los enemigos políticos. ¿Bajo que condicione­s se pueden romper los pactos secretos? En esas aguas fangosas se regodea la democracia.

Viejos valores como lealtad, honestidad y dignidad quedaron sepultados bajo el estiercol, pero ese es un daño colateral menor; está en juego convertirs­e en parte de la oligarquía mundial que controla recursos naturales y riqueza, lo que pueden contar Aspe, Téllez, Salinas, Gil Díaz, Lozoya, Suárez Coppel, Kessel, Zedillo, Oteyza, Blanco y muchos vividores que aprovechar­on el aparato del Estado para enriquecer­se.•

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