El Diario

Papel del Congreso

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Desde que llegó a la Casa Blanca, Trump ha reiterado hasta el cansancio que ni él ni su equipo se coludieron con los rusos para interferir en las elecciones que le dieron la victoria. Pero cada vez es más evidente que no actúa como una persona inocente sino por el contrario, como alguien que es culpable o tiene algo que esconder.

Los renovados ataques de Trump contra Robert Mueller, el fiscal especial a cargo del caso sobre Rusia, así como contra el exsubdirec­tor del FBI, Andrew McCabe, demuestran que el mandatario está dispuesto a desacredit­ar a todos los que juegan un papel clave en la investigac­ión a cualquier precio, así sea mediante mentiras, su estrategia favorita.

Durante el fin de semana, Trump no solamente celebró el despido de McCabe sino que desmintió que el funcionari­o hubiera tomado notas de los encuentros que sostuvo con él sobre la remoción del exdirector del FBI, James Comey. El asunto es importante porque Mueller tiene planeado llamar a McCabe como testigo para determinar si Trump trató de obstruir la justicia al despedir a Comey.

En otro de sus tuits, el Presidente mintió al sugerir que el equipo de Mueller, quien es republican­o, está plagado de demócratas, cuando no es así.

Este comportami­ento ha reanudado los temores de que el mandatario quiera despedir a Mueller, sobre todo a raíz de que el fiscal le pidió a la Organizaci­ón Trump informació­n sobre sus finanzas, acción que el mismo presidente El cuerpo legislativ­o tiene que garantizar que la pesquisa sobre la trama rusa llegue hasta el fondo. equiparó a “cruzar la línea roja”.

Ante esa posibilida­d varios republican­os de alto rango como el senador Lindsay Graham le han advertido a Trump que el despido injustific­ado de Mueller sería el principio del fin de su presidenci­a. ebido a ello, a Trump no le queda, al menos por ahora, otra opción que la de tratar de desprestig­iar a Mueller y a su equipo. Su plan es, como ya lo hemos visto, inculcar en la mente de sus seguidores que la investigac­ión es una cacería de brujas y que a Mueller solamente lo motiva el deseo de venganza porque está respaldado por los demócratas.

El jefe de la Casa Blanca ha empezado a trabajar ya en esa dirección. Trump contratará al abogado Joseph diGenova para defender la tesis de que funcionari­os del FBI y del Departamen­to de Justicia le tendieron una trampa para acusarlo falsamente de colusión con Moscú.

Es de esperarse que la estrategia funcione de maravilla con la base de Trump. Pero fuera de este círculo, el argumento será difícil de vender. Por lo pronto, lo que debe garantizar el Congreso es que Mueller continúe con su investigac­ión hasta el final.•

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