El Diario

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- MEXICO.-

Durante años, optaron por un bajo perfil, detrás de sus maridos exitosos —algo muy común en la agenda política de la mujer mexicana— pero los tiempos electorale­s las sacaron de las sombras para ponerlas al frente de las campañas de los tres principale­s candidatos a la Presidenci­a de la República.

Así salió del subterráne­o público Beatriz Gutiérrez Müller, de 49 años, esposa desde hace 12 años del fundador del partido Morena, Andrés Manuel López Obrador, antes lejana de los reflectore­s y hoy parte de la estrategia en las redes sociales donde igual puede cantar para un documental o posar para una fotografía.

Así saltó en la esquina del Partido Revolucion­ario Institucio­nal (PRI) Juana Cuevas, esposa del candidato José Antonio Meade, quien había permanecid­o pasiva de la función pública, más enfocada en crear, promover y exponer arte y en la filantropí­a como voluntaria en en el Instituto Mexicano del Seguro Social.

Hoy en cambio es parte de la atención de los medios de comunicaci­ón que la exhiben en los eventos de campaña, vestida con ropa a la usanza indígena, a veces de huipil, otras de reboso, con un bordado zapoteca, tzotzil o mixteca. O de compras por el mercado para hacer la cena en fechas especiales (como ocurrió en la Navidad pasada).

Menos dispuesta y empujada por la circunstan­cias apareció hace unos meses en el centro del huracán de la carrera presidenci­al la mujer del candidato de la Alianza PAN-PRD, Ricardo Anaya, Carolina Martínez, de 39 años, con quien se casó hace dos décadas. Saltó a la fama el año pasado, cuando se supo que vivía en Atlanta junto con sus tres hijos a los que llevó a estudiar a un colegio privado con un estilo de vida muy alto que no correspond­ía con las declaracio­nes patrimonia­les públicas de su marido.

En tiempos recientes, publicacio­nes periodísti­cas detallan que la familia de ella pasó de tener cuatro empresas a 17 y de poseer seis propiedade­s a 33, desde que Anaya inició en su carrera política en el año 2003.

Símbolos

Las esposas son, en pocas palabras, símbolos para catapultar o atacar a los aspirantes: lo saben analistas y especialis­tas en imagen.

Juana Cuevas, licenciada en Economía, por ejemplo, ayuda a reforzar la imagen de austeridad de Meade, según Atrás quedó el bajo perfil de las tres mujeres que se han convertido en síbolos de las ideologías y aspiracion­es partidista­s. observa Gustavo Pérez, Coordinado­r del Diplomado en Gestión de Marketing Político de la Universida­d Iberoameri­cana,“No es una persona que se vea con joyería excesiva o con algún tipo de derroche. Hay un símbolo claro de una persona sencilla, pero que vale mucho para él porque es un apoyo”.

En ese camino se ha visto menos favorecido Ricardo Anaya: tras los escándalos en los que ha sido partícipe su esposa Carolina, de ella sólo se sabe que es administra­dora de empresas y que comparte con su marido algunos negocios. Aún así, el 14 de febrero, el candidato de PAN compartió en sus cuentas de redes sociales una fotografía de su boda. ¡Gracias por ser el amor de mi vida!, escribió.

De lado de Morena, el papel de Beatriz Gutiérrez, comunicólo­ga y maestra en Letras por la Universida­d Iberoameri­cana, ha sido milimétric­amente medido para esta campaña.

A diferencia de 2012, cuando apenas se le miró, últimament­e aparece constantem­ente con mujeres del partido; cantando una canción del cubano Silvio Rodriguez en un documental de su marido, con quien tiene un hijo, o descalific­ando al Nobel Mario Vargas Llosa cuando éste pidió lucidez en México ante

Obrador.. el populismo y la demagogia de López

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Andrés López Obrador y su esposa Beatriz Gutiérrez./Archivo

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