Expulsión de 60 rusos pone a prueba relación con Putin
21 países han rechazado hasta ahora a 136 funcionarios rusos
/Archivo El presidente Donald Trump ordenó ayer lunes la expulsión de 60 diplomáticos y agentes de inteligencia rusos, sumándose a 21 aliados de EEUU que buscan castigar el reciente envenenamiento de un exespía ruso y la hija de éste en Londres, dentro de un creciente drama global contra Moscú que evoca memorias de la Guerra Fría.
Trump siempre ha respaldado la idea de buscar un mayor acercamiento con Rusia, y ha sido criticado por su tibia respuesta a la intromisión de ese país en los comicios presidenciales de 2016.
El mandatario no ha hecho declaraciones públicas en Twitter, y funcionarios de la Casa Blanca fueron quienes anunciaron la expulsión de los 60 diplomáticos y sus familias, de los cuales la Administración ha señalado a doce como “espías”.
La embajadora de EEUU ante Naciones Unidas, Nikki Haley, aplaudió la movida de Trump al asegurar que “acá en Nueva York, Rusia utiliza a las Naciones Unidas como un refugio seguro para actividades peligrosas dentro de nuestras fronteras”, mientras el Departamento de Estado y la Casa Blanca coordinaron respuestas similares.
La Administración Trump también ordenó el cierre del consulado ruso en Seattle (Washington), por su proximidad a una base de submarinos militares y a la sede de Boeing en ese estado.
En total, desde principios de mes, 136 diplomáticos rusos han sido expulsados en 21 países, como parte de un esfuerzo coordinado con las autoridades europeas. La lista de países incluye a Canadá, el Reino Unido, Islandia, Ucrania, y 17 países de la Unión Europea.
Putin a escena
Desoyendo el consejo de sus asesores, Trump felicitó la semana pasado al presidente ruso, Vladimir Putin, por su reelección, lo que le valió reacciones de repudio por líderes de la oposición y algunos miembros de su partido.
Ahora, ante crecientes presiones políticas, Trump se sumó a la campaña internacional contra Moscú, que ha negado toda implicación en el incidente del pasado 4 de marzo en un suburbio de Londres contra Sergei Skripal, un exespía ruso, y la hija de éste, Yulia. Ambos se encuentran hospitalizados y en condición crítica tras ser envenenados en un centro comercial con el agente químico Novochok.
Según la Administración Trump, 12 de los 60 diplomáticos rusos, que tienen siete días para salir del país, en realidad son “espías” dentro de la misión de Rusia en Naciones Unidas, en Nueva York. El resto de los afectados están asignados a la embajada rusa en Washington.
Un portavoz de la Casa Blanca, Raj Shah, dijo en rueda de prensa que la medida de Trump es en respuesta “al uso de Rusia de un arma química de grado militar en suelo británico”, y hará de EEUU un país más seguro al reducir “la habilidad de Rusia de espiar a estadounidenses y realizar operaciones encubiertas que amenacen la seguridad nacional” de EEUU.
Durante una conferencia telefónica con periodistas, funcionarios de alto rango de la Administración, que pidieron el anonimato, dijeron que EEUU tomó esta medida junto con sus aliados en la OTAN y otros socios porque considera que el ataque en Londres “es el más reciente de un continuo patrón de actividades desestabilizadoras en todo el mundo”.
“Con estos pasos, EEUU y nuestros aliados y socios dejamos en claro a Rusia que sus acciones tienen consecuencias. EEUU está listo para cooperar para construir una mejor relación con Rusia, pero esto sólo puede ocurrir con un cambio en el comportamiento del gobierno ruso”, agregó.
“Al gobierno ruso le decimos: cuando atacas a nuestros amigos, afrontarás serias consecuencias”, dijo otro funcionario.
El gobierno de Putinha negado estar detrás del ataque, y la cancillería ha dejado en claro que las acciones de “provocación” tendrán respuesta, previsiblemente una purga de diplomáticos.