Desapariciones en Jalisco toman tintes de telenovela
Autoridades no han confirmado una línea de investigación prevalente
Las desapariciones de cuatro estudiantes en Jalisco pasaron de tener el halo de las clásicas desapariciones del crimen organizado a tintes más parecidos a los de un culebrón de televisión sin que haya hasta el momento una conclusión oficial.
Si bien el gobernador de Jalisco informó tras el hallazgo del cuerpo de Cesar Ulises Arellano Camacho, alumno de 18 años en la facultad de medicina de la Universidad de Guadalajara, que se presume un suicidio por no haber indicios de violencia física, un tweet publicado recientemente en la cuenta de un muchacho que firma como @gussscuevas dejó entrever una línea de investigación.
“En este momento me vale lo que piensen si México es homófobo o no; si la sociedad piensa que el estado no tuvo la culpa o incluso los criminales. No fue así. Conozco a César Arellano, y sí, como pueden ver, era mi novio. Ulises, con el corazón destrozado digo: Te quiero’’, escribió al margen de una fotografía.
El comentario desató una retahíla de dimes y diretes que abonan en la necesidad de abrir una nueva línea de investigación por presunto delito de homofobia aún sin descartar la posibilidad de una mala jugada del crimen organizado, el autor recurrente en las denuncias de cientos de desapariciones en el estado.
El cártel Jalisco Nueva Generación se ha empoderado en años recientes como una de las principales organizaciones del país tras la extradición del capo de Sinaloa Joaquín El Chapo Guzmán. Sin contrapesos en su mundillo, el CJNG reta autoridades y rivales a punta de pistola, intimidaciones y zafarranchos que incluyen raptos al por mayor.
El colectivo Familias Unidas por Nuestros Desaparecidos de Jalisco ha documentado 3,723 casos mientras el Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas en Jalisco tiene en su cuenta a 2, 991.
Entre los más recientes, Javier Salomón Aceves, Daniel Díaz y Marco Ávalo, estudiantes de cine, fueron raptados el pasado 19 de marzo por un comando armado en el fraccionamiento Colinas de Tonalá, donde grababan imágenes para una historia visual de terror, según reportaron algunos de sus compañeros a la prensa local que también apunta a otra ángulo a seguir por parte del Ministerio Público.
En la historia que grababan, Pablo, el protagonista, acaba de perder a su padre y justo al llegar del funeral recibe una misteriosa caja con varias cosas de él que le hacen pasar una extraña experiencia en su casa. Tras grabar estas imágenes —obser va El Informador— los bajaron del auto y se los llevaron.