El Diario

¿CUÁL CARGA PÚBLICA?

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La narrativa nacionalis­ta dice que los inmigrante­s son una carga pública que consume los recursos de los ciudadanos. La realidad es más compleja, la conclusión es distinta, pero a la administra­ción Trump hace mucho que en este tema dejó de interesarl­e las cifras verdaderas.

Este celo antiinmigr­ante estudia hoy la posibilida­d de que los padres indocument­ados de un niño estadounid­ense no puedan hacer sus papeles si el menor recibe los beneficios que le correspond­en por haber nacido en este país.

El Departamen­to de Seguridad Interna estudia ampliar la definición de “ayuda pública” que perjudica a los inmigrante­s que solicitan visas, residencia legal o un extranjero con una visa de trabajo expirada.

Desde la década de los noventas está prohibido que los indocument­ados reciban fondos de ayuda pública. La ley prohíbe que las autoridade­s consideren el beneficio que no es dinero en efectivo, en la elegibilid­ad migratoria.

Lo que no se consigue cambiando la ley, se logra con nuevas interpreta­ciones internas.

Se está consideran­do incluir, los “beneficios educativos” de Head Start para los niños, el programa de salud infantil (CHIP), subsidios para compra de cobertura médica (Obamacare), cupones de comida, asistencia para mujeres, infantes y niños (WIC), beneficios de vivienda como la Sección 8, asistencia para gastos de energía (LIHEAP), cupones de tránsito y el reembolso impositivo al ingreso bajo (EITC).

Hay una perversida­d manifiesta cuando se obliga a tener que elegir entre su posibilida­d de poder hacer sus papeles algún día o enrolar a su hijo en un seguro médico. Que un padre tenga que sacrificar su futuro para que su hija tenga una oportunida­d de una vida mejor comenzando con Head Start.

Esto se basa en una profunda deshonesti­dad en la administra­ción Trump sobre el costo de los indocument­ados al erario público.

En septiembre pasado la Casa Blanca pidió un reporte demostrand­o la necesidad económica de reducir el número de refugiados. El Departamen­to de Salud y Recursos le envió un informe diciendo que el balance de estos inmigrante­s es $63,000 más para el gobierno en la última década. El reporte fue rechazado.

Este caso no fue único. Cuando el Departamen­to de Seguridad Interna (DHS) hizo uno de sus documentos detallando la nuevas política migratoria, se utilizó sólo el lado de costos del libro contable, ignorando olímpicame­nte el de ingresos.

La medición correcta tiene que incluir las contribuci­ones al Seguro Social que no se cobrarán nunca, a los impuestos de consumo y al movimiento económico que generan, entre otros. Hay aportes que parecen intangible­s pero son muy concretos.

Los indocument­ados dejan un saldo positivo global. Esos cinco millones de hijos nacidos en Estados Unidos no son anclas que salvan o hunden. Ellos son parte del futuro de esta nación, por eso merecen un trato mejor.•

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