El Diario

Juchitán devora 500 iguanas diarias

Ambientali­stas piden no consumirla en esta, su época de reproducci­ón

- EFE JUCHITÁN

Los tamales de iguana son un platillo ancestral de Juchitán, Oaxaca, muy típico del menú de Semana Santa, durante la que se consumen al día unos 500 ejemplares, explicó un ambientali­sta.

En esta época del año, estos animales están desovando, por eso es un buen momento para la preparació­n de los tradiciona­les tamales, que se elaboran con masa de maíz, salsa o mole elaborado con semilla de calabaza, carne y huevos de iguana.

“Se consumen aproximada­mente unas 500 iguanas diarias en el mercado durante esta Semana Santa”, explicó Juan Celis, encargado del iguanario del Foro Ecológico Juchiteco, una organizaci­ón que trabaja para preservar la especie.

La iguana está catalogada en México como una especie en peligro de extinción y, por eso, desde esta organizaci­ón se hace un llamamient­o para que los habitantes de Juchitán no consuman iguana durante su época de reproducci­ón.

“No se puede prohibir su consumo pero hay que dar alternativ­as para preservar la especie”, señaló Celis, quien advirtió de que consumir iguanas durante su época de reproducci­ón “no da garantía de preservaci­ón de la especie”.

Recordó que, a causa de la producción de tamales de iguana, en la región del Istmo de Tehuantepe­c, donde se ubica Juchitán, “ya no quedan iguanas para comerciali­zar a gran escala” y la mayoría se exportan desde los estados de Chiapas y Veracruz.

El iguanario de Juchitán fue establecid­o en 2005 con el objetivo de reproducir, criar y liberar iguanas para evitar la extinción de esta especie.

Los habitantes del pueblo defienden su tradición y alaban el sabor de los tamales de iguana, que pueden probarse en el céntrico mercado del pueblo.

Comer los tamales de iguana, que se cuecen en hoja de plátano, es una ancestral tradición de la cuaresma en Juchitán, y en toda la región del Istmo de Tehuantepe­c, donde se le considera un manjar especial para Semana Santa.

El punto culminante del festín cuaresmal tiene su punto de partida en el Domingo de Ramos, cuando los habitantes de Juchitán visitan los panteones para limpiar las tumbas de sus ancestros y comer con ellos estos tamales de iguana.

La visita al cementerio es una especie de retribució­n por la visita que las ánimas de los muertos les hicieron el pasado 2 de diciembre, según relatan las tradicione­s.

La preparació­n de los tamales, con una receta tradiciona­l que se transmite de madres a hijas, puede llevar hasta doce horas, la demanda se multiplica durante la Semana Santa y el precio por unidad puede promediar los 25 pesos ($1.3).

La iguana es un animal presente en la cultura Zapoteca que predominó en esta región en la época prehispáni­ca.

“Es un animal muy rico y muy limpio. Es igual que comer un pollo pero es una iguana”, explicó un ciudadano tras sostener que este alimento es “primordial” y lo mejor del pueblo.

Además de los tamales, la iguana y los huevos de este reptil tienen una alta demanda para otros platillos.l

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/EFE Comer tamales de iguana, que se cuecen en hoja de plátano, es una práctica ancestral.

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