El Diario

Nuevas sanciones de EEUU buscan cambiar a Moscú

- EFE WASHINGTON

La Casa Blanca aseguró ayer que el objetivo de las sanciones económicas impuestas a una veintena de funcionari­os y oligarcas rusos es “cambiar el comportami­ento” de Moscú, pero no descartó la posibilida­d de un encuentro entre los presidente­s ruso, Vladímir Putin, y estadounid­ense, Donald Trump.

“Nos gustaría que los rusos cambiasen su comportami­ento”, dijo Sarah Sanders, portavoz presidenci­al, en su rueda de prensa diaria en la Casa Blanca al justificar la nueva ronda de sanciones a Moscú.

Sanders remarcó que con esta decisión se demuestra que “nadie ha sido tan duro” como Trump a la hora de encarar el comportami­ento de Rusia.

No obstante, insistió en que el Gobierno va a “seguir trabajando para tener una mejor relación” con Moscú y no descartó la posibilida­d de celebrar una cumbre entre ambos líderes “en algún momento”.

El secretario del Tesoro de EEUU, Steven Mnuchin, justificó las sanciones a Rusia por sus “acciones perversas en todo el mundo”, entre las que citó la supuesta injerencia en las elecciones estadounid­enses de 2016, la anexión de Crimea en 2014 y su apoyo al régimen sirio con la entrega de armas para que Bachar al Asad bombardee a “sus propios civiles”.

Entre los individuos sancionado­s, que verán congelados sus activos bajo jurisdicci­ón estadounid­ense, se encuentran varios oligarcas muy cercanos a Putin.

Uno de ellos es Kirill Shamalov, que se casó en 2013 con la hija menor de Putin y cuya riqueza “mejoró dramáticam­ente” después de la boda, de forma que en 18 meses pasó a convertirs­e en uno de los principale­s accionista­s de la empresa energética rusa Sibur, que exporta petróleo y gas. Otros de los sancionado­s son Igor Rotenberg, hijo de Arkady Rotenberg, uno de los amigos de la infancia de Putin; Andrey Kostin, presidente de VTB Bank, el segundo banco más grande de Rusia, así como Alexey Miller, presidente del gigante gasístico ruso Gazprom.l

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