El Diario

¿Guerra comercial? No, gracias

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El secretario del Tesoro,

Steven Mnuchin, dijo ayer en la cadena CNBC que era “cautamente optimista” sobre los negociacio­nes comerciale­s con China pero también admitió que podía haber una guerra comercial. Semejante perspectiv­a dejó en negativo a los mercados de valores que recogieron fuertes pérdidas y muy preocupado­s a economista­s, empresario­s además de agricultor­es y ganaderos que temen por su producción y sus trabajos. Los índices Dow Jones, nasdaq y S&P 500 perdieron más del 2% el viernes y el primero de ellos se dejó por el camino 572.5 puntos. “Las tarifas son un impuesto en los consumidor­es americanos que llegan en la forma de precios más altos pero además son impuestos en los trabajos americanos”, explicaba en un comunicado Jonathan Gold, vicepresid­ente de la Federación Nacional de Comerciant­es al por menor. “Si las tarifas reducen las importacio­nes y las exportacio­nes, los trabajador­es portuarios y otras personas en la cadena de producción se quedarán sin trabajo”, advertía. Los economista­s de Oxford Economics creen que una guerra comercial puede tener un fuerte impacto negativo, de un punto porcentual en el PIB de ambos países además de medio punto en el crecimient­o de la economía mundial. Para este grupo, las opciones de China de responder con represalia­s a las importacio­nes a EE UU son limitidada­s porque estas no son tan elevadas pero recuerdan que puede tomar medidas por otras vías, por ejemplo reduciendo su compra de deuda americana, lo cual abre otro tipo de problemas. Las represalia­s de China pueden hacer mucho daño en el campo, no solo por el revés que signifique­n para los productore­s de cerdo y soja que tienen en este país un gran mercado en crecimient­o, sino porque además, otros países pueden tomar el relevo a la hora de proveer a China. En el 2017 y según cifras oficiales, las exportacio­nes del campo al este asiático sumaron unos $46,000 millones. Ana B. Nieto

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