Violencia por armas de fuego en el tapete
El Diario, Univision 41, la presidencia de El Bronx y otros medios invitan al foro público “Ni Una Muerte Más” para analizar la problemática
El 15 de septiembre del 2011 José Webster Arzu, quien hacía 10 días acababa de cumplir 16 años, fue acribillado de siete disparos en la esquina de la calle 162 East y la Avenida Park, en El Bronx, cuando llevaba a su novia a la casa de la adolescente, hacia las 6 de la tarde, y un hombre intentó atracarlo. El joven, de origen hondureño, amante del baloncesto y la tecnología, y estudiante de grado 11, intentó huir, pero el asaltante sacó un arma de fuego y lo ultimó por la espalda, dejándolo tan grave, que en el Hospital Lincoln, adonde fue trasladado, no pudieron salvarle la vida.
Han pasado ya casi 7 años desde aquella fatídica tarde, y Lesly Arzu, madre del joven, quien trabaja como maestra en una escuela de El Bronx, ha seguido adelante con sus otros tres hijos, dejando el dolor a un lado, pero confiesa que sigue muy preocupada ante el ambiente de violencia y la presencia indiscriminada de armas en las calles de su condado. La hondureña teme que otros jovencitos corran la misma suerte de su hijo, cuando los tiroteos son pan de cada día en esa parte de la ciudad.
Datos del NYPD revelan que en los primeros cuatro meses del 2018, en El Bronx, comparados con el mismo período del 2017, se ha registrado un ligero aumento del 2% en ese tipo de incidentes con armas de fuego. Hasta hoy ha habido 56 víctimas en 50 tiroteos, mientras que en ese mismo período el año pasado hubo 55 muertos en 49 incidentes.
Se reducen tiroteos
En toda la ciudad de Nueva York en 2018 se han registrado 173 tiroteos, comparados con 176 en el mismo período de 2017, que han dejado 147 muertos, comparados con 160 el año pasado, es decir una reducción del 8.1% en el primer cuatrenio. Y al cotejar los datos con lo que ocurre en El Bronx, se observa que 3 de cada 10 muertes por armas en la Gran Manzana ocurren en ese condado. En 2017 se registraron 789 tiroteos en los cinco condados, comparados con 997 del 2016, es decir, 20.9% menos a nivel general.
“El problema aquí en El Bronx siempre ha sido el mismo, y solo se muestra grande cuando toca las puertas de ciertas personas, pero los tiroteos son algo común, y aunque sé que cuando perdí a mi hijo mataban un muchacho en cada esquina, y eso ahora ha bajado un poco, el problema sigue siendo grande”, afirma la atribulada madre, quien urge a las autoridades a que se fomente más educación sobre el tema y se invierta en programas que mantengan ocupados a los muchachos, pues los asesinatos no dan tregua.
Las cifras manejadas por la Presidencia del condado, revelan que en 1990 se registraron 653 asesinatos con armas en El Bronx y el año pasado hubo apenas 72 casos, en promedio entre uno y dos homicidios por semana, principalmente jóvenes, pero esos datos siguen siendo muy preocupantes para madres como Arzu.
“El problema es que los muchachos tienen que navegar el ambiente que ya es pesado, y aunque uno cría a los hijos, ellos tienen que ir aprendiendo por dónde caminar, por dónde no caminar, por dónde no pueden meterse, y eso es duro, porque estamos en una realidad donde los muchachos no pueden moverse libremente por cualquier parte”, dice la madre del joven asesinado, advirtiendo que muchos ya ven los tiroteos y la violencia como algo normal. “Si uno pudiera volar a sus hijos de la ventana de la casa a la ventana de la escuela lo haría, pero así no son las cosas”.
El último mes en el llamado Condado de la Salsa se han presentado 7 tiroteos que han dejado igual número de víctimas.
Activista tras muerte de su hermano
Nathalie Arzu, hermana del estudiante acribillado, quien apenas tiene 20 años, se convirtió en activista contra las armas de fuego y, envuelta en asuntos de Salud Pública, trabaja para concientizar a las comunidades sobre la gravedad de esta problemática.
“Sé lo que es ese dolor y no se lo desearía ni a mi peor enemigo. Es necesario que la gente entienda que la violencia con armas de fuego no es una norma y no debe ser aceptado como tal, porque si la gente simplemente lo acepta como norma, continuará sucediendo y nadie asumirá la responsabilidad”, dijo la joven, quien comparte con su madre la idea de que no basta con endurecer leyes.
“El que quiere un arma la consigue, especialmente los muchachos jóvenes, y muchas veces hacen las acciones sin pensarlo, porque está de fácil acceso y aunque hay que trabajar en las leyes de armas, eso es solo el principio, pues hay que ir a lo más profundo, y es resolver las necesidades de los jóvenes, darles educación,