‘Mosting’, la “pesadilla” que viven los solteros
Te declaran amor a la velocidad de un match en Tinder y luego...
Se conocen en alguna red social, chatean, salen una vez, siguen chateando, salen tres veces más y el otro o la otra desaparece. Deja de contestarte los mensajes y te borra de todos lados. A esa táctica tan poco amable ya la conocemos hace rato como ghosting (fantasmear, en en español). Pero ahora hay nombre para una que es todavía más cruel e incluye grandes gestos amorosos antes de esfumarse: el mosting.
La que le puso nombre fue la periodista Tracy Moore en la Mel Magazine en este artículo y varios medios del mundo salieron a contar de qué se trata. Muchos solteros y solteras se sintieron identificados al instante.
“Cuando estaba con él, éramos como novios. Dormíamos de cucharita, de la mano, todo el show, me hacía el desayuno y después desaparecía por completo. Había mucho cariño pero después... nada, yo no entendía”, cuenta Lucía sobre una experiencia que tuvo a los 25 años, lo que define claramente el mosting.
En algunos casos, puede incluir planes a futuro, declaración de intenciones más serias y grandes palabras de amor. Matías de 23 años, cuenta que lo hizo más de una vez y que se arrepiente.
“Nunca fue con intenciones de engañar y en su momento no supe comprender lo que hacía, solo con el paso del tiempo pude adquirir la perspectiva necesaria para entenderlo”, dice. “Salí durante un tiempo con una chica a la que le di a entender que iba muy en serio con ella, porque cuando estábamos juntos realmente lo pensaba, hasta imaginaba un futuro a su lado. Pero cuando no estaba con ella me olvidaba de esa sensación y al tiempo me aburrí”.
Para la Lic. Patricia Kerszenblat, esto tiene que ver con la manera en la que muchos encaran las relaciones, explica: “Predomina el individualismo, todo está marcado por lo mercantil, por la economía, y el amor cae dentro de esta generalidad”.
Otra teoría es que ahora todo empieza muy rápido, a la velocidad de un match de Tinder, entonces muchos entienden que pueden terminar algo con la misma velocidad. No toman la decisión de manera estratégica o para causar un mal necesariamente, pero no les causa tanto escozor hacerlo.
Sofía de 26, que admite haberlo hecho, va también por este lado: “Hay mucho de no entender una forma más estable de relacionarnos en la era de la respuesta rápida. Tal vez es mucho amor para darlo con tanta rapidez, y lo único que sabemos hacer después es desaparecer con la misma velocidad”.