El Diario

Sus síntomas

- Patricia Prieto

¿No te puedes concentrar?, ¿tienes dolor de cabeza y te sientes agotada?, ¿a punto de desmayar?, ¿estás ansiosa, irritada, nerviosa, confusa y sin ánimo? Si tu respuesta ha sido afirmativa a todas estas preguntas, lo más probable es que seas una víctima más de uno de los males más comunes de esta época: el estrés.

Datos de la encuesta ‘El estrés en América’, de la Asociación Americana de Psicología (APA), muestran que la tercera parte de la población de Estados Unidos vive en “un estado de estrés extremo” por motivos que van desde el dinero y el empleo hasta la crisis de vivienda que hoy encara el país.

“El estrés es una respuesta física o mental que hace que la persona reaccione o se adapte a una situación”, explica el Dr. Luis Sandoval, especializ­ado en psiquiatrí­a y vinculado a Kaiser Permanente, Santa Ana. “Es la manera en que el cuerpo, la mente y las emociones responden a distintas condicione­s, cambios y exigencias de la vida”.

En cantidades pequeñas, el estrés conlleva a reacciones positivas —como por ejemplo, cuando acelera temporalme­nte la mente y el cuerpo para terminar un proyecto en la fecha prevista. Pero cuando éste se convierte en algo crónico, puede dañar la salud, según el experto.

Diarrea, estreñimie­nto u otros malestares estomacale­s

Prob●emas de la memoria o

falta de concentrac­ión

Do●ores musculares o dolores de cabeza de tensión

Fa●ta de apetito sexual o problemas sexuales

Mal humor, tensión o depresión

Falta de energía, cansancio o fatiga

Prob●emas para dormir o el deseo de dormir demasiado

Pérdida o aumento de peso

Fuera de los anteriores problemas físicos, el estrés puede tener consecuenc­ias graves en la salud emocional.

“Cuando el estrés es prolongado, es muy probable que interfiera con nuestra habilidad de llevar una vida normal”, resalta el Dr. Sandoval.

“Una persona estresada tiende a sentirse fuera de control y puede causar que se sienta continuame­nte fatigada, tenga problemas de concentrac­ión, ansiedad o irritabili­dad.

Y si la persona ya tiene un problema emocional, el estrés puede empeorarlo. Además, los sentimient­os de desesperac­ión que acompañan al estrés pueden aumentar el riesgo de que caiga en depresión crónica, concluye el experto. De acuerdo con cifras de la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS), en México se encuentran las personas más estresadas laboralmen­te del mundo, por encima de países como China que tienen el 73% y Estados Unidos con el 59%.

√@CALA

Algunas personas van por la vida en forma de ambulancia de la humanidad. Esto es, dedicados a resolver los problemas a todos, aunque eso implique dejarse a ellos mismos en el último lugar de atención. ¿Si tuvieras que hacer una lista de prioridade­s en qué lugar estarías tú? ¿Cuán comprometi­da/o estás contigo? ¿Vives desde la resignació­n o desde las posibilida­des? ¿Te crees merecedor de una existencia plena? ¿De qué manera te preparas e inviertes para alcanzar tus metas y tu bienestar?

Nuestros pensamient­os, emociones y hábitos generan nuestra realidad y crean nuestro mundo y en cierta forma el de las personas que nos rodean. Nada es casual… Esto nos remite a la Ley de Pareto: el 80% de la energía, tiempo y recursos debemos invertirlo en lo que considero es el mejor “negocio”: ¡ser Tú!

La primera recomendac­ión para abordar este tema, pasa por desmitific­ar la palabra “negocio” en su sentido tradiciona­l y mercantili­sta para darle un significad­o más amplio. Esta inversión en nuestro crecimient­o se acerca más al verbo “cultivar” ya que es una siembra que dará sus frutos inevitable­mente en el futuro.

Por eso debemos tomar conscienci­a de las semillas que cultivamos en nuestro interior. Se hace imprescind­ible “invertir” en nuestro Ser, para crecer de adentro hacia afuera y esto se refleje en nuestro Hacer. De esta manera obtener nuestra mejor cosecha.

¿Cómo lograrlo? A partir de un proceso de autobserva­ción y autodescub­rimiento, podemos identifica­r o redimensio­nar nuestros propósitos. Desde allí podremos tomar decisiones más acertadas en cuanto a en qué, con quién y cómo invertir nuestro tiempo y energías.

Según un estudio llevado a cabo en conjunto por el Rochester Medical Center (Nueva York) y la Universida­d de Carleton (Canadá), en el que participar­on más de 6.000 personas durante 14 años, tener un propósito de vida ayuda a vivir más tiempo.

Ten en cuenta que cuando nuestro propósito está alineado con nuestro ser, nuestras intencione­s se manifiesta­n en los resultados que obtenemos. De esta forma, la toma de decisiones y el orden de nuestra lista de prioridade­s se vuelve natural ya que es muy difícil, por no decir imposible, que alguien pueda cumplir su propósito si no se tiene a sí mismo como prioridad en su lista de atención.

Invertir implica toda energía o ahorro destinado a obtener “rentabilid­ad”. Esta rentabilid­ad más que ser financiera es la “rentabilid­ad del alma”. En mi camino hacia el bienestar, he descubiert­o que el principal activo para crecer, multiplica­r y mejorar bienestar y calidad de vida actual es “uno mismo”, y a partir de ahí, toda inversión es posible y realizable. ¿En qué estás invirtiend­o hoy en ti?

Pensando en esto, próximamen­te iniciaremo­s en Madrid la gira mundial de la conferenci­a “El negocio de ser TÚ”, donde precisamen­te estaré compartien­do sobre este tema y las herramient­as que te puedan llevar a otro nivel de acción. Desde un Ser y un Hacer más consciente y comprometi­do con el maravillos­o ser que eres. ¡Permítete ser tu prioridad

.. e invierte en el mejor negocio del mundo: Ser Tú!

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