El Diario

La diferencia

- Ana B. Nieto

El pasado mes de febrero 3,2 millones de personas dejaron sus trabajos voluntaria­mente. Es una cifra muy similar a las que se han registrado meses anteriores y un cambio que los economista­s consideran una buena noticia porque normalment­e, la mayor parte de quienes dejan su trabajo de forma voluntaria es porque tienen otro esperándol­es.

Y puesto que están empleados, son buenos trabajos.

Porque la realidad que ha desvelado un estudio publicado por la Reserva Federal de Nueva York en colaboraci­ón con economista­s de la Fed de Chicago y la Columbia Business School, es que los trabajador­es que buscan o reciben una oferta de trabajo cuando están trabajando tienen ante sí mejores opciones a considerar que las personas que están desemplead­as y buscan un empleo. Y ello a pesar de que quienes buscan con más intensidad son los que no tienen empleo.

Y las ofertas son mejores porque, de forma generaliza­da (es decir, que siempre hay casos particular­es distintos), porque para empezar se ofrece más dinero a quien ya tiene un empleo que a quien no lo tiene. “Como promedio quienes buscan empleo mientras mantienen un trabajo reciben unas ofertas con salarios por horas que son un 48% más altas que aquellas recibidas por los que están desemplead­os”, se explica en este estudio por parte de los economista­s.

Pero además del cheque hay otras cuestiones que cuentan en las ofertas de trabajo: los beneficios como el plan de ahorro para la jubilación, 401k y lo que contribuye la empresa a este, el seguro médico, las vacaciones, la flexibilid­ad laboral, la licencia familiar, etcétera. “Aproximada­mente el 63% En el caso de los que ya tienen trabajo, el porcentaje de ofertas de empleo sin beneficios es significat­ivamente más bajo: el 40%. de las ofertas recibidas por los no empleados vienen sin beneficios”, han encontrado los economista­s. En el caso de los que ya tienen trabajo, el porcentaje de ofertas de empleo sin beneficios es significat­ivamente más bajo: el 40%.

Es decir que además de peor salario, normalment­e las condicione­s de trabajo van a ser peores.

Las personas empleadas suelen recibir ofertas de empleo incluso aunque no las busquen, es decir, de forma no solicitada por parte de un empresario, un compañero, un busca talentos o un amigo que trabaje en una empresa competidor­a. Es decir, que no dedican menos esfuerzos a buscar trabajos y reciben más propuestas interesant­es que los desemplead­os. Además, y según este estudio publicado por la Fed de Nueva York, al tener ya un empleo se tiene una posición de mayor fuerza para negociar y poder elegir y decidir sobre salarios y beneficios.

Quienes no tienen empleo no suelen tener semejante posición de fuerza por lo que normalment­e tienen que optar por la oferta que se les presenta. Eso sí, este puede ser el primer paso para buscar un nuevo empleo con algo más de éxito negociador.

¿Por qué ocurre esto?

Los economista­s que han elaborado le estudio apuntan a varias posibilida­des.

La primera es que las capacidade­s que tienen los trabajador­es pueden depreciars­e con el tiempo. Es decir, puede que al estar desemplead­o su preparació­n no haya evoluciona­do con un trabajo y por tanto se haya quedado atrás o perdido competitiv­idad en el trabajo. Por eso se tiende a ofrecer trabajos de calidad inferior.

Otra cuestión a considerar es que cuando se está trabajando se conoce a más personas dentro de un sector, se desarrolla­n unos lazos y unas relaciones que permiten tener una red que permita los saltos de un trabajo a otro. Se conoce mejor lo que es posible, los puestos que están por cubrir, qué empresas crecen y necesitan personal y sobre todo es más fácil contar con lo que se llama el reclutamie­nto informal, es decir, a través de relaciones personales.

“Finalmente, es posible que los trabajador­es que ya están empleados tengan una posición de negociació­n mucho más fuerte”, explican.

Ese vacío

Quedarse sin empleo no solo es un problema económico sino también puede generar un trauma para muchas personas. Y buscar un puesto de trabajo es una ocupación ingrata que demanda mucho esfuerzo y tiempo. Cuando pasa mucho tiempo se puede explicar bien ese vacío. “No trabajé tras tener a mi hijo para poder atenderle mejor”, “no trabajé por una enfermedad grave en la familia”, “no trabajé porque aproveché para estudiar”, son razones comprensib­les que no tienen por qué esconderse.

Por otro lado puede llenarse: trabajo como voluntario, estudio, formación en alta tecnología, explorar otras opciones laborales, es decir, estar sin trabajo pero no desocupado.

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