El Diario

El alcalde

- SAN JUAN

El Ejecutivo de Puerto Rico mantiene una política de cero tolerancia cero frente a la corrupción, causa de una cascada de dimisiones que ha permitido al gobernador Ricardo Rosselló mantener intacta su imagen frente a un problema con arraigo en la isla.

Cuando Rosselló llegó al gobierno de Puerto Rico, en enero de 2017, dijo que una de las prioridade­s de su mandato sería mantener la corrupción lejos de la Administra­ción, política que ha respetado exigiendo la renuncia inmediata de cualquier cargo bajo la mínima sospecha.

Rosselló tuvo que lidiar esta semana con uno de los retos más complicado­s en lo que va de su mandato a causa del caso del “chat” de Whatsapp del expresiden­te de la Comisión Estatal de Elecciones Rafael Ramos, quien en febrero renunció al cargo.

Ramos supuestame­nte uso ese foro para consultar a miembros del gobernante Partido Nuevo Progresist­a (PNP) incluidos en el chat decisiones relativas a los últimos comicios.

El letrado, presuntame­nte, consultó decisiones a miembros del PNP que debía tomar como presidente de la Junta de Inscripció­n Permanente (JIP) del municipio de Moca sobre el voto de personas que por enfermedad no pueden ejercer su derecho físicament­e.

Aunque los hechos sucedieron antes de que Ramos fuera nombrado presidente de la Comisión Estatal de Elecciones, a pocas semanas de asumir el cargo puso fin a su breve andanza en el puesto para cumplir con la exigencia de “tolerancia cero” de Rosselló.

El caso del chat no terminó ahí, ya que en ese foro había implicados otros nombres de personas que ocupan puestos de responsabi­lidad en la Administra­ción.

La situación se volvió insostenib­le esta semana cuando se hizo público que los implicados estaban siendo investigad­os por el Departamen­to de Justicia local, a lo que se sumaron las autoridade­s federales estadounid­enses con otra pesquisa paralela.

La implicació­n en el caso del chat provocó, a petición del gobernador, las dimisiones del secretario de la Gobernació­n, William Villafañe; la secretaria asociada de la Gobernació­n, Itza García, y la responsabl­e de la Administra­ción para el Sustento de Menores (Asume), Waleska Maldonado.

La lista de quienes presentaro­n su dimisión por aparecer en el “chat” también incluye al vicepresid­ente administra­tivo de la Autoridad de Acueductos y Alcantaril­lados (AAA), Yoniel Arroyo, y la directora de Transforma­ción y Eficiencia de la Oficina del Secretario de la Gobernació­n, Yesenia Díaz.

Los casos de corrupción o irregulari­dades no son, no obstante, nuevos en la Administra­ción de Rosselló.

El entonces director de la estratégic­a Compañía de Turismo de Puerto Rico, José Izquierdo, fue obligado a dimitir en enero a causa de presuntos actos de hostigamie­nto contra empleadas de la corporació­n pública.

El empeño del gobernador por alejar cualquier atisbo de irregulari­dad o corrupción alcanza a miembros de su partido aunque no ocupen cargos gubernamen­tales.

Héctor O’Neill, implicado en casos de acoso sexual a empleadas municipale­s, se vio forzado a dimitir en junio pasado como alcalde de Guaynabo -el más próspero de Puerto Rico-, por la presión del gobernador.

La cruzada de Rosselló contra la corrupción quedó Héctor O´Neill se vio forzado a renunciar por su implicació­n en casos de acoso sexual a empleadas municipale­s. plasmada en enero pasado, cuando convirtió en ley con su firma el Proyecto de la Cámara 1350 que crea el Código Anticorrup­ción para el Nuevo Puerto Rico.

Rosselló señaló tras la firma del documento que “el Código Anticorrup­ción para el Nuevo Puerto Rico recoge y unifica la política pública del Gobierno en contra de la corrupción que previament­e estaba dispersa en múltiples leyes especiales según se adelantó en el Plan para Puerto Rico”.

El gobernador ha querido poner fin a la corrupción, que durante décadas a acompañado a la vida pública puertorriq­ueña y que ha provocado, en ocasiones, la intervenci­ón

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