Un mejor dormir
Los estudios han demostrado que las relaciones sexuales también pueden mejorar el dormir. Y esto se debe a que después del orgasmo, el cuerpo también libera niveles más altos de la hormona prolactina, que juega un papel clave en el sueño. Investigadores de la Universidad Central de Queensland en Australia también plantearon la hipótesis de que la liberación de oxitocina durante el sexo puede actuar como un sedante, lo que lleva a una mejor noche de descanso.
Los estudios también dicen que el sexo puede conducir a un mejor funcionamiento cognitivo en la vejez, protegiendo tanto a los hombres como a las mujeres de la pérdida de la memoria y otras discapacidades cognitivas. Mientras tanto, un estudio realizado por científicos de la Universidad de Rutgers en Newark, Nueva Jersey, sobre qué pasa en el cerebro durante el orgasmo femenino, encontró que se “activaron significativamente” las cortezas prefrontal y orbitofrontal, la ínsula, la circunvolución cingulada y el cerebelo.
Estas regiones del cerebro participan de diversas maneras en el procesamiento de emociones y sensaciones de dolor, así como en la regulación de algunos procesos metabólicos y la toma de decisiones.
Por otro lado, un estudio realizado en la Northwestern University sugirió que la estimulación rítmica y placentera asociada con el orgasmo pone al cerebro femenino en un estado de trance. El autor del estudio, el Dr. Adam Safron, comparó el efecto de los orgasmos femeninos en el cerebro con el inducido por el baile o la música.
“La música y la danza pueden ser las únicas cosas que se acercan a la interacción sexual en su poder para arrastrar los ritmos neuronales y producir absorción sensorial y trance”, escribe el neurocientífico en el informe. En esencia, de acuerdo con los estudios, las anteriores reacciones que produce el sexo en el cerebro significan que la actividad íntima puede afectar el estado de ánimo, ya sea para bien o para mal.
En sus efectos positivos están la mejoría del estado de ánimo, así como la relajación sicológica y fisiológica.
Estas sensaciones placenteras obedecen al dictamen de la liberación de la hormona oxitocina (o la hormona de la felicidad, que está relacionada con el comportamiento sexual de cada uno) que se produce en la región del hipotálamo, una glándula hormonal ubicada en el centro del cerebro, que controla y regula cada una de las funciones del orgasmo.
Pero mientras que el sexo en general es aclamado como un gran remedio natural para los bajones emocionales, éste también puede hacer que después de practicarlo la persona se sienta mal. Los investigadores aseguran que la llamada “disforia poscoital” afecta a un pequeño segmento de la población. Las causas de esta condición todavía no se conocen, pero podrían estar ligadas a eventos traumáticos del pasado.