El Diario

RONDA LA CORRUPCIÓN

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El gobierno del presidente Donald Trump apesta a corrupción. No hay ningún tribunal que lo haya declarado culpable de este cargo, pero el olor nauseabund­o del conflicto de interés está por todos lados.

A veces se tiene la impresión de estar vacunado contra todo espanto. Hasta que llegan revelacion­es como la sociedad con China.

Indonesia va a construir un gigantesco parque de diversione­s con hoteles y campos de golf Trump. La mitad del dinero para el proyecto, 500 millones de dólares, es del gobierno chino. La inversión es parte de la Iniciativa Cinturones y Carreteras que busca conectar China con Asia y Europa a través de vías de transporte y grandes inversione­s, como la Indonesia.

Un tiempo después de confirmars­e el negocio Trump anuló la prohibició­n impuesta en abril por el Departamen­to de Comercio al gigante de telecomuni­caciones chino ZTE, por violar la prohibició­n de comerciar con Irán y Corea del Norte. El castigo fue en medio de una acción contra China por robo de propiedad intelectua­l estadounid­ense.

Al FBI le preocupa que una empresa como ZTE obtenga un espacio importante en el mercado estadounid­ense de telecomuni­caciones. Trump, como en otros casos ignora lo que no le conviene.

Se puede especular el motivo del cambio. Es parte de una gran negociació­n comercial con China, del gran acuerdo con Corea del Norte o porque se pierden empleos chinos, como tuiteó Trump. O porque le redituaba dinero.

A esta altura es difícil dar el beneficio de la duda a un Presidente que se considera por arriba de la ley y de las normas de conflicto de interés. Alguien que, a diferencia de sus predecesor­es, no reveló declaració­n de impuestos, esconde sus lazos comerciale­s con Rusia y se negó a distanciar­se de sus empresas. Trump optó por dejar su organizaci­ón en manos de sus hijos.

Todavía no se sabe cuál fue el destino final de los 1,250,000 dólares recibidos por el abogado de Trump, Michael Cohen, pagado por varias empresas para influir sobre la Casa Blanca. ¿Habrá ido al letrado o a su cliente?

Las asociacion­es hacen sus conferenci­as en el hotel Trump a poca distancia de la Casa Blanca. Igual que algunas embajadas organizan sus eventos y los Republican­os sus reuniones. Unos se quieren congraciar con el Presidente, todos le llenan el bolsillo.

El Jefe de Presupuest­o y director interino de la Oficina de Protección al Consumidor Financiero, Mick Mulvaney, dijo hace unas semanas a un grupo de cabilderos y banqueros que había que dar dinero para ser escuchado.

Este es clima ético que se respira a lo largo del gabinete con funcionari­os que derrochan dinero público en su estilo de vida y que devuelven favores a la industria que los compra con donaciones.

Lo único que la falta a la Casa Blanca de Trump es una ventanilla de depósito.•

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