El Diario

FARSA ELECTORAL

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La victoria electoral del presidente Nicolás Maduro mantiene a Venezuela paralizada en medio de una crisis que parece no tener salida. La farsa electoral, el derrumbe económico y la desunión de la oposición deja un panorama desolador.

Al hablar de cifras, esa impotencia no se refleja en el 64% que le dio la victoria al sucesor de Hugo Chávez en la baja participac­ión electoral del 42%. Aquí se ignora a un 6% de la población. A uno de cada 20 venezolano­s que está votando con los pies.

La Organizaci­ón Internacio­nal para las Migracione­s dice que entre 2015 y 2018 cerca de 1.6 millones se fue del país. Algunos dicen que es una cifra conservado­ra. Ellos huyen de la pobreza, escasez de alimentos, de una hiperinfla­ción descontrol­ada y de la violencia.

Como remedio Maduro les dio un fraude electoral para que todo siga igual.

El gobierno adelantó la fecha de las elecciones para convenienc­ia, rompiendo tres meses de negociacio­nes con la oposición. Persiguió a los líderes impidiendo su participac­ión. Leopoldo López, Henrique Capriles, Antonio Ledezma y Freddy Guevara son algunos que están detenidos y otros huyeron al exilio para no correr la misma suerte.

A esto se le agrega, permitir el partidismo de las autoridade­s electorale­s , la falta de actualizac­ión y auditoría del registro de votantes y la ayuda pública como incentivo electoral. Y por supuesto las denuncias de votos inflados. Un proceder similar a elecciones anteriores.

El absentismo electoral no en sí mismo una señal antidemocr­ática. En Estados Unidos sabemos bien que la frustració­n política con todo el sistema es uno de los motivos.

El error de la oposición fue estar desunida y que un sector apueste a la abstención, mientras que otro presentó candidatos. La idea es inútil en la práctica si no votar es socavar la legitimida­d al proceso.

La abstención en elección parlamenta­ria del 2005 le dio a Chávez la herramient­a para acomodar el país a su gusto.

Venezuela no tiene muchas alternativ­as para deshacerse de Maduro. El caos económico no resultó, tampoco las protestas que dejaron 160 muertos y no pueden apostar al golpe militar.

El voto es el único camino. Al autoritari­smo de Maduro no se le hace presión despejando el camino sino exponiendo el fraude, votando en cada oportunida­d con un frente unido.

El domingo pasado se escribió otra página de la tragedia de Venezuela.

Las Naciones Unidas estima que hay 145,000 solicitude­s de asilo de venezolano­s. Ya se habla de una migración comparable al de países en guerra como Siria o en crisis humanitari­a como Mynamar. El resultado es una garantía que continuará el éxodo venezolano que se ve a lo largo de Latinoamér­ica.

No hay nada que festejar en esta elección. La celebració­n de Maduro en las condicione­s actuales del país es ofensiva. Su victoria es una estafa política a todos los venezolano­s.•

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