Lucio Valenzuela:
Danher Omar Valenzuela Contreras amaba la música, los plátanos, la lucha libre y las motos del abuelo. Por su alegría a los dos años, los padres creen que hoy sería un preadolescente encantador de no ser porque el 5 de junio de 2009 el incendio de la guardería ABC en Hermosillo, Sonora, le quitó la vida igual que a otros 49. Entre fuego, llanto y humo cayó asfixiado.
Lucio Valenzuela, su padre, cuenta que la tristeza prevalece y cada día que pasa es más profunda frente a la impunidad: ninguna de las 19 personas que estaban por recibir sentencia han sido encarceladas y tres más —incluyendo dos socios de la guardería— fueron absueltos.
El único consuelo de estos años es de ellos mismos, de disfrutar a la niña que quedó (hoy tiene 19 años) y embarazarse de dos más: Ariana y Ana Lucia, de ocho y seis años.
Aún así, dice, “Danher nos hace falta en Navidad, en los cumpleaños, en la cena” dijo en entrevista con este rotativo tras una conferencia de prensa para exigir al gobierno mexicano que cumpla con las recomendaciones de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
¿Justicia?
La CNDH en México se solidarizó con el caso ABC el 31 de Julio de 2009. En aquel entonces emitió una recomendación donde exigía justicia para las víctimas y sanción a los responsables, pero luego se olvidó de exigir su cumplimiento.
“La CNDH ha pactado con el Estado la impunidad, respaldándose en su condición de órgano no punitivo (sin vinculación jurídica), ignorando las repetidas peticiones de los padres por conocer el seguimiento’’, dijo Fabian Goyzueta Sandoval, padre de una víctima y vocero del movimiento de padres de la guardería ABC.
“Autoridades — Luis Raúl González Pérez titular de la (CNDH) y Sergio Jaime Rochín del Rincón, titular de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV)— dejen de burlarse de la muerte de nuestras hijas e hijos, dejen de negarnos justicia”, dijo Roberto Zavala, padre de otra de las víctimas.
Las familias argumentan que hay una red de corrupción detrás del caso ABC que prevalece desde que se colocaron detectores de humo falsos en la guardería para ahorrar dinero, hasta el encubrimiento y otorgamiento de amparos a los culpables a pesar de estar identificados, con pruebas y por eso, la mayoría volverá a marchar y manifestarse en las calles.
Lucio Valenzuela dice que ya no acudirá a las movilizaciones, está cansado de no tener respuesta y prefiere seguir llorando en la tumba de su hijo los domingos y echarle ganas a lo que sigue, a su trabajo de pintura y reconstrucción de carrocerias, mientras su esposa se encarga de cuidar a los niños.
“Por nada del mundo volveríamos a dejar (a nuestros hijos) en manos de otras personas’’.. «Por nada del mundo volveríamos a dejar (a nuestros hijos) en manos de otras personas».