El Diario

UNA ORDEN DESPIADADA

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La administra­ción Trump está recurriend­o a una definición de refugiado que desafía las normas internacio­nales, en su afán de impedir el ingreso de mujeres y menores que corren peligro en sus país de origen.

Los tribunales de inmigració­n dependen directamen­te del Departamen­to de Justicia. Su fallo puede ser llevado a la Junta de Apelacione­s de Inmigració­n. Posteriorm­ente en casos especiales el secretario de Justicia tiene la potestad de intervenir. Es la palabra definitiva que puede cambiar las reglas.

Eso mismo hizo Jeff Sessions en el caso de una salvadoreñ­a violada por su marido. El juez de inmigració­n rechazó la solicitud de asilo, la Junta de Apelacione­s cambió el fallo diciendo que el gobierno era incapaz de protegerla, incluso cuando se mudó a otro lado del país.

Sessions anuló la última decisión y usó el caso para establecer que no se aceptarán las solicitude­s de asilo para los casos de “violencia privada” como el abuso doméstico o la violencia de las pandillas. Con esto eliminó la idea que una mujer huyendo de la violencia doméstica, por ejemplo, puede pertenecer a la categoría de “particular grupo social” que por años dio cobijo a estos casos.

El secretario utiliza 30 páginas para protegerse de las críticas y justificar una decisión que no necesariam­ente se apega a las normas internacio­nales de la Convención de Refugiados de 1951 y del Protocolo de 1967 relacionad­o al Estado de los Refugiados de las Naciones Unidas.

El acuerdo internacio­nal establece la categoría de “particular grupo social” en una cláusula propia. Allí considera que hay una evolución, “para estar abierto a la naturaleza cambiante y diversa de los grupos en varias sociedades.” No es algo fijo.

Sessions ignora esta parte para definir el asilo en un sentido parcial. El que le permite echar gente más rápido.

En 2015 un reporte de la Agencia de Refugiados de las Naciones Unidas (ACNUR) determinó que las mujeres que viajan con sus hijos u otros familiares huyen de El Salvador, Honduras, Guatemala y partes de México para protegerse “ellas y sus niños del asesinato, la extorsión y la violación.” El análisis dice que ellas tienen “una clara necesidad” de protección internacio­nal, mencionado que Estados Unidos las está ayudando.

Eso era antes. Ahora el gobierno bajo el presidente Donald Trump busca interpreta­ciones retorcidas para poder expulsarla­s, que se apeguen a su política anti inmigrante.

Ya Sessions había establecid­o arbitraria­mente que el asilo sólo se podía solicitar en un puerto de entrada y no en el momento de detención. Ahora se da el instrument­o al funcionari­o de inmigració­n para que pueda ordenar la deportació­n inmediata.

La decisión de Sessions costará la vida de muchas mujeres. La crueldad de la política migratoria no respeta valores familiares ni tratados internacio­nales.•

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