El Diario

UNA SOLUCIÓN A MEDIAS

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El sentido de humanidad no regresó a la Casa Blanca. Al presidente Donald Trump le salió ‘el tiro por la culata’ en la apuesta de obtener su muro fronterizo, entre otras propuestas, dividiendo las familias indocument­adas.

Fracasó la estrategia de causar una crisis humanitari­a. Culpar a los demócratas de ella para exigirle al Congreso a buscar una solución, que incluya todas aquellas medidas draconiana­s que no son aceptadas por si solas.

Trump quiso hacer lo mismo con los beneficiar­ios de DACA a principio de año. Un juez detuvo la extorsión que ponía al borde de la deportació­n a cientos de miles de personas traídas como menores de edad por sus padres indocument­ados.

Ahora quiso repetir la misma estrategia. Utilizar a los menores de edad, sin importar si son bebés o adolescent­es, traídos por sus padres indocument­ados para obtener su paquete migratorio.

El sufrimient­o causado por la división familiar fue demasiado incluso para los aliados legislativ­os del Presidente. Ya sea por la ofensa moral de destruir familias o por el daño político que reflejan las encuestas.

La firma de una orden ejecutiva continúa la farsa.

Ahora el Presidente salva a las familias que el Departamen­to de Justicia y de Seguridad Interna están dividiendo. No es necesaria una orden ejecutiva. Basta que Trump cambie la política de la misma manera que la autorizó en primer lugar.

La estrategia es mostrar que Trump actúa ante la emergencia para que luego el Congreso apruebe las leyes que finalmente pongan fin a la separación familiar. La meta es la misma que desde el primer momento. Esto segurament­e no cambia las pocas perspectiv­as de éxito para los proyectos por falta del respaldo. El tema de inmigració­n divide a los republican­os.

Ojalá que la acción de Trump termine con la división familiar. Hay que ver el detalle de la orden firmada para poder ser evaluada por sí misma.

No deja de sorprender la ceguera política de la administra­ción para creer que la crisis infantil en la frontera era uno de esos aspectos sobre inmigració­n que ayudan a Trump y a los republican­os. La base fiel al Presidente se mantuvo con él. El resto, desde republican­os moderados a independie­ntes, no soportaron esta barbaridad.

La sistemátic­a deshumaniz­ación de los inmigrante­s por parte del Presidente y su entorno es responsabl­e de una crueldad desconecta­da de toda realidad.

Cuando se califica de “animales” a las personas, cuando se dice que “infestan” como si fueran insectos, cuando se dice que los padres son “criminales” que se esconden detrás de los menores, cuando se dice que son invasores, se los trata de esta manera.

El rechazo colectivo a la brutalidad de dividir las familias es una buena noticia. La mala es que el maltrato a los inmigrante­s no cesará.l

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