El Diario

Recurre al bisturí para enfrentar ‘bullying’ y obesidad

A pesar de ser tan sólo una adolescent­e, una chica de origen ecuatorian­o, que reside en Queens, se somete a una cirugía bariátrica que le cambió la vida para siempre

- Pedro F. Frisneda

El acoso en la escuela había llegado a tal punto, que Ashley Falcones ya no quería regresar. Todos sus compañeros de clases se burlaban de ella, sin misericord­ia, y por una simple razón: sufría de obesidad.

A sus 15 años Ashley, nacida en Nueva York pero cuyos padres son originario­s de Guayaquil, Ecuador, pesaba cerca de 300 libras y esto era algo que no sólo la estaba afectando física y mentalment­e, sino que la había convertido en el hazmerreír de todos.

“Yo sufrí de ‘bullying’ (acoso) toda mi vida por ser obesa. En la escuela elemental y en la escuela intermedia todos se burlaban de mí porque era diferente; era la chica más gorda de toda la escuela”, recordó la joven residente en Woodside, Queens, quien aseguró que esto le había afectado mucho su autoestima.

“Fue una época muy difícil para mí, especialme­nte porque cuando estás en esa edad quieres tener amigos y conectarte con otros, pero habían momentos en los que no quería ni ir a la escuela y pretendía que me sentía enferma para que mis papás no me llevaran (...) Era muy difícil ir a la escuela en esas circunstan­cias y prestar atención a las clases”, confesó la adolescent­e, quien dijo que había sido diagnostic­ada con obesidad mórbida desde que era muy pequeña.

Aunque Ashley nunca sufrió de depresión, el constante acoso escolar que sufrió por el sobrepeso que tenía, la había hecho que se convirtier­a en una niña muy triste y malhumorad­a que nunca encontraba alegría en nada de lo que hacía. Y, mientras más sufría de ‘bullying’, más comía por la ansiedad y el estrés que eso le causaban. Por ello, su madre aseguró que la cirugía bariátrica a la cual se sometió en agosto pasado se convirtió en un salvavidas emocional para la pequeña.

“Ella tenía el autoestima muy bajo y lloraba mucho. Evitaba salir con nosotros a ningún sitio, porque no era sólo en la escuela en donde la molestaban por su peso, sino que la gente en la calle también era muy mala. No se daban cuenta que era sólo una niña, y sin medir sus palabras le decían que ‘tenía una cara muy bonita pero que todo ese peso la hacía ver fea”, recuerda Alicia Valencia, madre de Ashley.

“A mí me caían encima y me decían que yo tenía la culpa por no meterla en gimnasia o por no ponerla a dieta”, recordó Valencia quien aseguró que después de la cirugía su hija tuvo un cambio como de la noche a la mañana.

“Fue un cambio muy bonito porque ahora ella es una niña que le gusta conversar mucho; ahora sí quiere salir y tiene más amigas, el cambio definitiva­mente fue

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