Las señales dadas por México en los primeros dos partidos del torneo permiten considerar como un accidente la goleada 0-3 ante Suecia
√@e●viejohoracio
Frente a los ojos de quienes observaron a la selección mexicana caer con estrépito por 0-3 frente a Suecia, no hubo festejos.
En el rostro de los miembros del Tricolor sólo se reflejaba pesadumbre, dolor, pena e incluso llanto.
Pese al momentáneo, sorpresivo e histórico triunfo de Corea del Sur por 2-0 frente a Alemania, lo cual devolvía vida a los norteamericanos, en el seno del equipo de Juan Carlos Osorio había conciencia de haber sobrevivido in extremis.
Como sea, y tras las reacciones posteriores de los futbolistas tricolor, incluida la de su capitán Rafael Márquez, quizá con argumentos, pero excedida en el reproche y la prepotencia (“Los mediocres que nunca han logrado nada en la vida dirán que pasamos de milagro, los que hemos conseguido algo importante en la vida decimos primer objetivo”), en México la afición no se dejó espacios para la reflexión y por el contrario a las calles a festejar un pase a octavos de final poco previsible ya en el lejano 1 de diciembre de 2017 tras el sorteo mundialista.
México debe dejar atrás lo ocurrido frente a Suecia, partido en cual brotaron defectos añejos, los cuales tras los triunfos frente a las eliminadas Alemania y Corea del Sur, como la falta de ideas al ataque, la precipitación en la toma de decisiones y , lo más preocupante, la pérdida de balones en zonas de peligro.
El miércoles el equipo de Osorio se vio abrumado desde el silbatazo. Claramente jamás calcularon el tsunami vikingo protagonizado por los dirigidos por Janne Andersson que se les iba encima.
Tal vez el cartón amarillo más veloz en la historia de la Copa del Mundo, mostrado al atacante mexicano Jesús Gallardo, los desconcentró o saberse con la consigna de evitar perder fue un condicionante negativo.
Pero el fútbol en ocasiones regala caricias después de una paliza. Cuando esto ocurre no es obra de algún milagro (aunque la caída teutona frente a Corea del Sur así lo parezca) sino una recompensa por algo bien hecho y México lució en sus dos primeros cotejos y gracias a ello se abrió la puerta de los octavos de final pese a lo ocurrido ante los suecos.
Osorio, criticado director técnico del Tricolor por su origen colombiano y por conducir un proceso en el cual las rotaciones de futbolistas en diferentes posiciones fue una constante, lo cual no ha ocurrido en la Copa del Mundo, demostró ser educado, estudioso y metódico, es un factor para el optimismo de los aficionados verdes.
El nacido en Santa Rosa de Cabal ya había fruncido el ceño tras el gol recibido por Corea del Sur.
Mientras se celebraba la victoria de su equipo él ponderaba señalar los yerros de los suyos en los minutos finales de aquel encuentro y destacaba la falta de presión y, sobre todo, la pérdida de balones en zonas donde se debe evitar, exactamente mismo problema ocurrido frente a Suecia.
Osorio tiene dos pendientes de cara al duelo frente a Brasil, que ante la eliminación de Alemania y el bajo nivel mostrado por España, coge el testigo de favorito para llevarse el título.
El estratega requiere trabajar en el esencial aspecto de terminar las jugadas y convencer a los suyos de no insistir en ataques por el centro del campo, porque una pérdida ahí frente a Paulinsaltaron