Renuncia director de la EPA tras lluvia de escándalos
Scott Pruitt justificó sus excesivos gastos en seguridad y culpó a la izquierda y a sus detractores por la cobertura negativa de su gestión
√@mariauxpen El director de la Agencia para la Protección Ambiental (EPA), Scott Pruitt, presentó su renuncia al cargo tras afrontar, casi desde que asumió las riendas de la agencia, una incesante lluvia de escándalos por su gestión administrativa, sus costosos viajes, y cuestionable ética.
El presidente Donald Trump, que desde siempre respaldó a Pruitt y su “trabajo sobresaliente”, dijo en Twitter que aceptó su renuncia, y de inmediato nombró a Andrew Wheeler (quien tiene un historial como cabildero de la industria del carbón) como su sucesor.
En su carta de renuncia, Pruitt precisó que dejará el cargo hoy viernes, una decisión que calificó como “extremadamente difícil” por la “labor transformativa” de la Administración.
Desde que asumió como titular de la EPA en febrero de 2017, Pruitt, de 50 años, cumplió a rajatabla la política ambiental de Trump, revirtiendo numerosas restricciones y regulaciones impuestas por la Administración Obama.
La anulación de regulaciones relacionadas con la protección del agua, la energía renovable, o las normas para la exploración de petróleo y gas natural, le valieron aplausos de la derecha y de industrias del sector.
Rosario de quejas
Para sus detractores, la lista de escándalos llegó a sus límites aún cuando Pruitt trató de justificar costosos viajes en vuelos privados y gastos de seguridad, a costa de los contribuyentes, así como su estrecha relación con cabilderos opuestos a regulaciones ambientales.
Al parecer, algunos cabilderos del sector privado, que buscaban congraciarse con Pruitt para conseguir medidas favorables de la EPA, planearon viajes internacionales de lujo, pero tuvieron que cancelar uno a Australia cuando se filtró a la prensa y generó malos titulares.
Entre las acusaciones que investigan tanto el gobierno como el Congreso, Pruitt gastó en su primer año en el cargo al menos $105,000 en vuelos en primera clase –algunos con aerolíneas de lujo- y unos $58,000 en vuelos militares o vuelos fletados.
Para cada uno de estos viajes, Pruitt siempre alegó cuestiones de seguridad personal por recibir “amenazas” nunca detalladas, pese a que podía haber tomado vuelos comerciales menos costosos.
Su fijación por su segu- ridad personal también le hizo invertir del erario público unos $43,000 en una cabina a prueba de sonido en su oficina, chalecos antibalas y el alquiler de un vehículo todo-terreno por más de $10,000 al año, según documentos de la Oficina de Supervisión del Gobierno (GAO, en inglés) .
Como si la EPA fuese su cajero automático privado, Pruitt además gastó 3.5 millones de dólares para costear un equipo de 20 agentes de seguridad privada, que lo acompañaron también en viajes personales, incluyendo uno a Disneyland y otro a un partido de fútbol americano en un recinto universitario, según las denuncias.
Grupos ecologistas, entre éstos el “Sierra Club”, aplaudieron lo que consideraron como una tardía renuncia
“corrupto”.. de Pruitt, a quien calificaron como