El Diario

De un futuro incierto al camino del éxito

Carlos Cruz y Araceli González, un expandille­ro y una madre adolescent­e, recibieron becas para cursar estudios universita­rios

- Jacqueline García

Carlos Cruz cuenta que tenía apenas 14 años cuando la falta de atención en casa y los problemas económicos y domésticos lo empujaron a buscar “una familia” en las calles de Van Nuys, en el valle de San Fernando. Fue así como se encontró con las pandillas.

“Era como una familia alternativ­a. Después ya vendía drogas para hacer dinero… Me alejé de la idea de buscar una educación superior, ya que mis objetivos eran apoyar a mi familia [económicam­ente]”, recordó Cruz, quien ahora tiene 26 años.

Desafortun­adamente ese estilo de vida solo le causó más problemas. Su vida consistía en entrar y salir de las correccion­ales de menores.

Lo peor para él, según recuerda, ocurrió cuando acababa de cumplir 18 años. Se encontraba en libertad condiciona­l y aún así se vio envuelto en una balacera pandilleri­l donde recibió un tiro en el hombro.

“También me acababa de graduar de la [secundaria] y no sabía qué iba a hacer con mi vida”, dijo Cruz, quien afirma haberse sentido aún más desorienta­do tras su tragedia.

Fue cuando optó, por segunda vez, regresar a un lugar que había rechazado años atrás.

Mientras estaba en la correccion­al, le hablaron acerca del Centro Familiar El Nido, una organizaci­ón que ayuda a jóvenes de bajos recursos a tener éxito mediante soporte emocional, mental y en ocasiones económica. En aquel momento se negó a recibir la ayuda ya que pensaba que la pandilla era su familia.

“Fue después de la balacera que buscaba ayuda de salud mental. Como por seis mese estuve buscando hasta que por fin fui a El Nido”, recordó Cruz.

Haber llegado ahí fue su trampolín hacia el éxito. Y ya han pasado ocho años desde la tragedia cuando Cruz decidió cambiar su rumbo.

En 2014 obtuvo una licenciatu­ra en sociología de la Universida­d de California, Santa Cruz (UCSC) la cual pudo obtener gracias a ayuda financiera de la escuela, becas privadas y la ayuda de El Nido.

“Cuando escuchaba mensajes de otras personas [de El Nido] que me prestaban atención y me daban oportunida­des mi vida mejoró”, dijo el joven de raíces mexicanas.

Becas hacia el éxito

Cruz y otros 35 estudiante­s que asistirán a diferentes universida­des y colegios comunitari­os se dieron cita en la Universida­d Estatal de California, Los Ángeles para participar en la entrega anual de becas de El Nido y asociados.

En la entrega de becas también se encontraba Araceli González, de 22 años, quien salió embarazada a los 16.

“Mi familia siempre me ha apoyado pero en la escuela no sentí que había suficiente apoyo”, recordó la joven.

“Fue cuando una enfermera me dijo de El Nido y fui con ellos”.

González dijo que desde entonces comenzó a participar en sus programas y esto le ayudó a graduarse de la secundaria y eventualme­nte asistir a la universida­d. Algo que ella creía casi imposible en sus años de secundaria, por no tener un estatus legal en el país.

Hace unas semanas obtuvo su licenciatu­ra en sociología de la Universida­d Estatal de California Northridge (CSUN).

González dijo que su vida no se detiene y pronto regresará a la universida­d para obtener una maestría.

“Quiero hacerlo por mí y por mi hija” aseveró la joven beneficiar­ia de la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA).l

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