Kavanaugh busca apoyo en Senado, en medio de ataques demócratas
Posando sonriente ante las cámaras, el juez Brett Kavanaugh inició ayer la búsqueda de apoyo en el Senado para un puesto vitalicio ante el Tribunal Supremo, en medio de afiladas campañas publicitarias de grupos conservadores y progresistas para influir en la futura configuración de la corte y su impacto en los asuntos más acuciantes del país.
Kavanaugh, de 53 años, sostuvo reuniones en el Capitolio con líderes del Senado que serán clave para su confirmación, un día después de que lo seleccionara el presidente Donald Trump a la máxima corte de EEUU, en reemplazo del juez Anthony Kennedy, que se jubilará a finales de este mes.
Su eventual voto se enmarcará en la creciente polarización del país y la acritud entre demócratas y republicanos
Acompañado del vicepresidente, Mike Pence, Kavanaugh se reunió con algunos de los principales líderes republicanos del Senado, incluyendo al líder de la mayoría, Mitch McConnell, y al presidente del Comité Judicial, Chuck Grassley.
Grassley prometió un proceso de confirmación “exhaustivo” y “eficiente” para lograr su confirmación los más pronto posible.
Los demócratas opuestos a Kavanaugh están cortejando activamente a las senadoras republicanas Susan Collins, de Maine, y Lisa Murkowski, de Alaska, para debilitar el voto. Sin embargo, ambas senadoras enviaron ayer claras señales de que tomarán su tiempo para revisar su historial antes de decidir su eventual voto.
Tomando en cuenta que la presencia de Kavanaugh en el Tribunal Supremo inclinará a la corte más hacia la derecha en el espectro político –con grandes repercusiones en dictámenes que regirán la vida nacional por generaciones–, su historial jurídico será sometido a un extenso escrutinio.
Kavanaugh “es considerado un excelente juez con credenciales académicas de primera y mucho talento y destrezas legales… con seguridad los partidarios del presidente Trump encontrarán en su historial armas para defender su independencia jurídica”, dijo a este diario Mark Kende, director del Centro Legal Constitucional de la Universidad Drake.
Mientras, acompañado de numerosos demócratas en las gradas del Tribunal Supremo, el líder de la minoría en el Senado, Chuck Schumer, afirmó ayer durante una conferencia de prensa que su bancada escudriñará el historial de Kavanaugh, como los republicanos lo hicieron en el caso de la jueza Elena Kagan.
Los demócratas solicitarán en concreto los voluminosos archivos de Kavanaugh durante su paso entre 2001 y 2006 como uno de los principales asesores del entonces presidente George W. Bush, quien lo nombró como magistrado del Tribunal de Apelaciones del Distrito de Columbia, sede de la capital estadounidense.
Schumer recordó que, durante la contienda presidencial de 2006, Trump prometió anular “Obamacare” y, de ser posible, también el dictamen de 1973 que legalizó el aborto en EEUU.
Varias senadoras demócratas, incluyendo la de California, Kamala Harris, reiteraron su advertencia de que Kavanaugh podría restringir aún más el derecho al acceso al aborto.
Es que Kavanaugh tiene décadas de trabajo jurídico, incluyendo sus nexos con la investigación y eventual juicio político del entonces presidente Bill Clinton en la década de 1990, y su trabajo en torno a la “acción afirmativa” y el aborto” como asesor legal de la Casa Blanca en la Administración Bush.
Pero, salvo que surja alguna sorpresa que ponga trabas a su confirmación, es casi seguro que Kavanaugh jurará como próximo juez del Tribunal Supremo a tiempo de la sesión de otoño.
Los republicanos dominan
el Senado con un total de 51 escaños, contra 49 de los demócratas y, debido a un cambio el año pasado en los reglamentos parlamentarios respecto a nombramientos judiciales, sólo necesitarán 51 votos para confirmar a Kavanaugh.
Aún si el senador republicano John McCain se ausenta debido a su extenso tratamiento médico por cáncer, el partido podrá apoyarse en el voto de Pence para confirmar al juez en su nuevo cargo.l