El Diario

Los elementos clásicos

- Reforma

Más allá de opacar el caracterís­tico sabor de la carne, el marinado es un elemento que si se utiliza de la manera adecuada contribuye a exaltar las sensacione­s que las proteínas dejan en el paladar.

“Es una herramient­a que se debe utilizar cuando tienes piezas grandes de carne que pasarán mucho tiempo en las parrillas, los hornos y los sartenes porque ayudan a dar sabor y conservar la humectació­n del trozo”, explica Antonio Márquez de LMA Food Concepts.

“También es recomendab­le cuando la proteína no es de excelente calidad. ¿Qué significa esto? No quiere decir que sea mala, sino que necesita esa mano extra para aumentar su sabor o incluso mejorar la consistenc­ia”, agrega.

En el arte de marinar es esencial

Márquez menciona que en el proceso de marinar interviene­n cuatro elementos básicos: el que aporta grasa, el que aporta sabor, los ácidos y las hierbas aromáticas.

“El elemento graso ayuda a que la proteína no se quede pegada en el sartén o la parrilla y existen de dos tipos: los aceites y las mantecas”, puntualiza el experto. “Los aceites neutros como el cárcamo, de oliva, el de girasol y el de maíz son los más recomendab­les porque no perfuman la carne”.

El sabor lo aportan las salsas como la inglesa, la de soya o las que son a base de chiles que, además de realzar la sensación en el paladar, contribuye­n al color de la proteína.

“En la categoría de los ácidos entran los vinagres y los jugos cítricos como el limón o la naranja”, agrega el especialis­ta.

Las hierbas de olor, por su parte, ayudan a determinar el estilo de la cocina que obedece el platillo, por ejemplo, una influencia del mediterrán­eo incluirá el eneldo y el romero, mientras que algo más latino echará mano del cilantro y el epazote, indica Márquez.

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