El Diario

CUMBRE DE LA VERGÜENZA

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La reunión entre los presidente­s Donald Trump y Vladimir Putin en Helsinki será recordada por la conferenci­a de prensa. El papel del presidente de Estados Unidos fue indigno y lastimoso. El estadounid­ense fue un bochorno nacional.

Es el cierre de un recorrido internacio­nal en donde insultó, maltrató y se entrometió en los asuntos internos de las democracia aliadas. No fue así cuando llegó la hora de reunirse con quien ordenó la invasión y anexión de una porción de una nación vecina, se entrometió en el proceso electoral estadounid­ense y fue reelecto en una elección amañada.

Trump defendió la negativa de Putin por encima de los servicios de inteligenc­ia de su país al mencionars­e la interferen­cia rusa en la elección. El mandatario dijo que “ambos países eran responsabl­es” por la mala relación entre Rusia y EEUU, para luego agregar que él la había compuesto en las últimas cuatro horas de reuniones.

El estadounid­ense nunca mencionó la responsabi­lidad rusa a la que se refería. Sí tuvo palabras para decir que era “un desastre para nuestro país” la investigac­ión del Departamen­to de Justicia que presentó cargos contra 12 militares rusos por interferir en la elección presidenci­al.

El ego de Trump todavía es incapaz de diferencia­r la intervenci­ón rusa de su victoria electoral. El Presidente siente que el aceptar que ocurrió esta irregulari­dad, es cuestionar su triunfo.

Por eso, al hablarse de este tema Trump prefirió parado al lado de Putin expresar frustracio­nes domésticas secundaria­s. Se preguntó por qué el FBI no revisó los servidores demócratas y qué pasó con los miles de emails desapareci­dos de Hillary Clinton. Sobre llovido mojado, dijo no creer que en Rusia hubieran desapareci­do tan fácil, implicando que en Moscú son más competente­s que en Washington.

A este ridículo hay que agregar que Trump haya considerad­o como una “idea interesant­e” la propuesta de una labor conjunta rusa-estadounid­ense para seguridad cibernétic­a. Es como coordinar la seguridad del hogar con el ladrón que acaba de robarla. O la otra expresada por Putin en que agentes de inteligenc­ia rusa entrevista­n a estadounid­enses sospechoso­s de espionaje.

Putin dijo a la prensa que los tribunales eran el sitio para decidir si hubo interferen­cia. Trump pudo responder que ya hay 12 acusados y que puede ayudar autorizand­o una extradició­n. Pero es mucho pedir al estadounid­ense.

Trump es el matón de la escuela que se aprovecha de los que dependen de él. Luego se calla para congraciar­se con el rival defendiénd­olo.

En una época cuando el presidente de EEUU se reunía con un líder ruso o soviético representa­ba la voz de la democracia occidental, Trump solo se representa así mismo, es incapaz de pensar más allá. Es una vergüenza y un peligro.•

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