El Diario

Provoca inquietud la nueva política de venta de armas

Expertos cuestionan la falta de transparen­cia en torno a la normativa de la Administra­ción Trump

- EFE Washington

El Gobierno anunció la entrada en vigor de la nueva política de Venta de Armas Convencion­ales (CAT), un documento del que apenas se sabe con certeza y cuyo principal objetivo es potenciar la industria en un sector que EEUU lidera hace años.

El nuevo documento del Departamen­to de Estado, que enmienda el presentado por la anterior Administra­ción en 2014, establece tres objetivos: dar prioridad a la competenci­a estratégic­a, crear un clima propicio para cerrar las operacione­s de venta de armas y reorganiza­r el modelo de negocio para aumentar su éxito.

Sin embargo, diversos especialis­tas consideran que estas metas son vagas y acusan a la Casa Blanca de falta de transparen­cia.

“Sabemos que ha habido cambios, pero no sabemos exactament­e qué cambios”, lamentó en una entrevista Andrew Hunter, director del Grupo de Iniciativa­s de la Industria de Defensa del Centro de Estudios Estratégic­os e Internacio­nales (CSIS).

Hunter se mostró especialme­nte crítico con la falta de transparen­cia del actual Gobierno en contraste con la Administra­ción de Barack Obama, que siempre fue “muy clara” a la hora de “explicar, racionaliz­ar y justificar” su política armamentís­tica.

La nueva normativa, según la síntesis divulgada por la Casa Blanca, pone el énfasis en el “aumento de las oportunida­des de negocio” y en la importanci­a de “reforzar la industria de defensa del país”, dos de los puntos más importante­s de la política de Trump recogidas en su eslogan: “Hacer a EEUU grande de nuevo”.

Para ello, la nueva CAT simplifica la burocracia que implica cualquier transacció­n armamentís­tica, de manera que ya no tendrá que ser el Gobierno, a través del Departamen­to de Estado, el que inicie toda operación comercial con potenciale­s clientes extranjero­s.

Esto no implica, no obstante, que cualquier venta de armamento no deba someterse en última instancia al Congreso, tal y como sucede en estos momentos.

“Un cambio significat­ivo es que la Administra­ción Obama estableció que, si se daban unos ciertos criterios, las Aeronaves Remotament­e Pilotadas (ARP o drones) debían ser exportadas a través del programa de Ventas Militares al Extranjero (FMS). La nueva política sería mucho menos restrictiv­a, para así poder vender los ARP como un bien comercial”, aclara Hunter.

Según datos de la Agencia

de Cooperació­n en Seguridad del Departamen­to de Defensa (DSCA, por sus siglas en inglés), en el último ejercicio fiscal, que concluyó en septiembre de 2017, el país norteameri­cano vendió material militar por valor de 41.930 millones de dólares, lo que lo sitúa al frente de este mercado.

“EEUU vende en estos momentos a más Gobiernos que nunca antes y aquellos Estados que aún no son clientes, no lo son por una buena razón. Por ello, esta nueva política busca colocar más armas a clientes ya existentes establecie­ndo menos condiciona­ntes”, comentó Rachel Stohl, directora del centro de investigac­ión Stimson Center.

Stohl defiende que, si bien anteriores normativas ya recogían los intereses económicos y de seguridad nacional, en el nuevo documento éstos pasan a ser un pilar fundamenta­l, mientras que el posible daño a civiles queda aparcado.•

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