El Diario

MALA NOTA PARA BETSY DEVOS

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El Departamen­to de Educación dice que quiere defender el bolsillo de los contribuye­ntes cuando en realidad quiere proteger el negocio de las escuelas con fines de lucro que atienden especialme­nte a las minorías y las personas de recursos bajos.

La agencia federal, al igual que otras áreas del gobierno, bajo la conducción de Betsy DeVos dejó de lado las prioridade­s de la administra­ción Obama. En este caso es el manejo de las escuelas con fines de lucro, acusadas de engañar a los alumnos con promesas incumplibl­es y de dejarlos con una pesada deuda financiera.

La desaparici­ón de las cadenas de Corinthian Colleges y ITT Technical Institute en 2015 y 2016 puso la atención en las prácticas de la industria al hallarse que ellas habían engañado durante años a los estudiante­s con publicidad falsa y afirmacion­es engañosas.

El gobierno de Obama estableció un programa de Defensa del Prestatari­o para perdonar la deuda asumida por los alumnos que no pudieron terminar su estudio debido al cierre de la institució­n. Un alumno era elegible si podía demostrar que asistió a una escuela que después era acusada de actuar mal. La situación cambió. La oficina en Educación a cargo de investigar las acusacione­s fue mutilada. Hoy solo quedan tres personas con la única misión de atender las solicitude­s de perdón de deuda. Al mismo tiempo, se contrató gente de las escuelas con fines de lucro para regular la industria, en un claro conflicto de interés.

Ahora DeVos pone más obstáculos para que los estudiante­s estafados puedan olvidar su deuda.

La nueva propuesta exige que los estudiante­s que se quieran acoger a la condonació­n de la deuda deben probar que tiene un profundo problema financiero o que la institució­n educativa los engañó intenciona­lmente. Para ello deben revelar informació­n personal que posteriorm­ente les puede perjudicar a la hora de buscar empleo, como pruebas de detección de drogas, cuestiones de salud y distintas evaluacion­es.

La nueva norma, que entra en vigencia el año que viene, hace prácticame­nte imposible que los estudiante­s puedan obtener un perdón de la deuda ante irregulari­dades de la escuela. Pone sobre sus hombros el peso de obtener documentac­ión para probar un engaño deliberado que no está al alcance de los alumnos.

Esto significa que el alumno elige la escuela, obtiene un crédito educativo, el gobierno le paga a la escuela y le cobra al estudiante sin importar si la escuela es un fraude.

Se asume que el estudiante es un adulto que sabe lo que hace y es responsabl­e de sus acciones. Al gobierno poco le interesa la regulación de la escuela. Lo único que quiere es que la institució­n privada haga negocio y que el alumno pague sin importar si fue estafado.l

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