Constitución
Con el nombramiento del juez Brett Kavanaugh del Tribunal de Circuito del Distrito de Columbia a la vacante que se creó en el Tribunal Supremo con la renuncia del juez asociado Anthony Kennedy, el presidente Trump busca continuar restableciendo la objetividad y el respeto al estado de Derecho en el foro jurídico de última instancia en el país.
La realidad es que durante las pasadas décadas con frecuencia el Tribunal Supremo ha emitido decisiones que no se apegan al texto de la Constitución o la ley y que reflejan la opinión particular, y a veces extremista, de un puñado de sus jueces.
El Supremo ha fabricado derechos al aborto y al matrimonio entre personas del mismo sexo basándose, entre otras cosas, en un supuesto derecho a la privacidad que no aparece en el texto de la Constitución, pero que según la mayoría del Tribunal surge de unas supuestas “penumbras” que emanan de la Carta de Derechos. ste tipo de activismo judicial socava nuestro sistema constitucional pues usurpa el poder de las ramas políticas del gobierno, particularmente de la legislatura, de definir la política pública del país. Estos asuntos, excepto para los cuales hay una expresa receta constitucional o cuando se trata de un derecho fundamental expresamente reconocido en la Constitución, deben ser resueltos por los representantes electos del pueblo, que es el soberano en nuestra democracia, y no por las cortes.
El juez Kavanaugh, un jurista de primera que como juez ha redactado alrededor
ESi es confirmado el juez Brett Kavanaugh va a defender la ley y no una ideología. de trecientas opiniones durante sus doce años en el estrado, es un comprometido textualista.
Como dijo en un artículo publicado en la revista jurídica de Harvard: “El texto de la ley es la ley”, mientras que en el caso de District of Columbia v. Department of Labor del 2016 escribió que “como jueces no estamos autorizados a re-rescribir el texto de un estatuto sencillamente porque podemos pensar que debe ser puesto al día”. en un discurso en 2017 en la Escuela de Derecho de la Universidad de Notre Dame enfatizó que los jueces federales “no deben estar emitiendo juicios cargados de consideraciones de política pública” y más adelante declaró: “Ceo muy profundamente en [las] visiones del estado de Derecho como un estado de reglas, y a los jueces como árbitros.
Con esto, me refiero a una judicatura neutral, imparcial que decide casos basándose en unos principios establecidos sin tomar en cuenta preferencias de política pública o lealtades políticas o que partido está en qué lado de un caso particular”.
Para los latinos, cuya mayoría creemos en el derecho a la vida y en la libertad religiosa, las opiniones del juez Kavanaugh nos deben dar mucha esperanza.l
Y