El Diario

Los 45 interminab­les días de Otilia y su hijo

- Alex Segura Lozano/EFE WASHINGTON

Del 12 de mayo hasta el 25 de junio: 45 días de interminab­le espera, lágrimas y sufrimient­o para la guatemalte­ca Otilia Asig-Putul y su hijo Geremy, un pequeño de once años que fue separado de su madre por el Gobierno de Estados Unidos al cruzar la frontera desde México de manera ilegal.

Después de una odisea de viaje desde el departamen­to de Petén, Guatemala, Otilia y Geremy llegaron al estado de Arizona en busca de asilo, un anhelo que se tornó en pesadilla a las pocas horas de pisar suelo estadounid­ense.

“Un oficial se acercó y me dijo que lo sentía mucho pero que me iban a separar de mi hijo porque el presidente [Donald Trump] así lo había ordenado (...) Tu niño se va a ir a un centro y tú a otro”, relata con la voz entrecorta­da Otilia.

La guatemalte­ca de 31 años fue enviada a un centro de detención de San Luis, Arizona, mientras que su primogénit­o fue trasladado a uno en Chicago, Illinois, a unos 2,700 kilómetros de distancia, sin que ella supiera el destino de su hijo.

La madre recuerda con dolor el momento de la separación. “No entendía lo que estaba pasando y los dos estábamos llorando. Lo abracé muy fuerte y le dije que se tranquiliz­ara, que pronto estaríamos juntos otra vez”, rememora.

Este fue el inicio de los 45 días que estuvieron apartados el uno del otro, el episodio “más traumático” para ambos, de acuerdo a la mamá de Geremy.

Los dos abandonaro­n su país de origen para buscar un futuro mejor. El niño es el mayor de cuatro niños. La madre dejó a sus otros tres hijos en Guatemala, con sus abuelos.

A los cinco días de estar separados, el Departamen­to de Salud, a cargo de los inmigrante­s detenidos, dejó a la madre que llamara a su hijo. Desde ese instante y a pesar de insistir a diario, ya no pudo volver a contactar con Geremy hasta el trigésimo segundo día de estar alejados.

Poco después de esta segunda llamada, uno de los menores del centro de detención de Chicago le puso la zancadilla a Geremy, que cayó contra la esquina de una cama metálica y sufrió una herida en la cabeza que requirió de tres puntos de sutura en un hospital local.

Este suceso y el hecho de que Otilia no fuera informada de la lesión de su hijo mientras estaban separados forman parte de la demanda que presentó la guatemalte­ca en un tribunal de Miami poco después de ser liberada.

Esa denuncia, elaborada por los abogados de la organizaci­ón Nexus Derechos Humanos, acusa al centro de detención Heartland y a tres de sus supervisor­es de no proveer un cuidado adecuado a los niños inmigrante­s bajo su custodia.

La liberación de Otilia fue gracias al pago de su fianza de $20,000, que fue depositada

Humanos.. por un fondo del mismo grupo de defensa de los Derechos

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/EFE La organizaci­ón Nexus Derechos Humanos ayudó a Otilia, para que pueda salir en libertad.

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